CRÓNICAS PANDÉMICAS.18. La zanahoria y el palo.

Decía Blaise Pascal que «toda la desdicha de los hombres se debe a una sola cosa, la de no saber permanecer en reposo en una habitación».

Puede ser, pero lo cierto es que en el puré cultural que ha alimentado Occidente y sus colonias, la figura del éxodo judío, la de un pueblo en perpetuo camino hacia no se sabe donde, ha podido más que la imagen del ágora griega, la de una ciudanía reunida tranquilamente para hablar de sus cosas.

Y si el confinamiento ha detenido la movilidad física de cuajo- que no la electrónica- la desescalada, en un movimiento pendular, la ha acelerado y , a pesar de las limitaciones, muchos y muchas han viajado a los pueblos vaciados o semivaciados ante la imposibilidad de arribar a territorios exóticos. Y otros tantos y tantas se han dejado llevar compulsivamente a mover el cuerpo o a hacerlo moverse con diversas prótesis , con el resultado de lesiones varias en tobillos, rodillas y caderas, escasamente preparados para tanto trabajo,según comentan algunos traumatólogos,

Indudablemente esta movilidad física lo ha sido también social, pues somos seres sociales, a no ser que nos creamos dioses o vivamos como bestias- como bien apuntó Aristóteles- pero la incontenible movilidad ha dado ocasión a que el virus del COVID-19 escale con mayor velocidad por las vías y puentes que le hemos facilitado.

Así que ahora se nos pide prudencia como se le enseña al burro la zanahoria para que vaya por el buen camino, pero se nos avisa del palo por si nos desacarriamos.

Probablemente si en el puré arriba mencionado hubiera habido más ágora y menos éxodo, más ciudadanía y menos pueblo, más movilidad mental y menos física, lo tendríamos más fácil.

Y sin que fuera necesario coincidir con Pascal, habríamos descubierto hace tiempo que hay otros mundos pero que están en este, y no necesariamente en Vietnam, ni haciendo barranquismo, ni en una playa del Caribe…sino en la habitación en la que nos encontramos …o en la de al lado.

CRÓNICAS PANDÉMICAS. 17 bis.¡ Cuidar la parroquia!

Con el comienzo de la desescalada se fueron ocupando grandes espacios de calles y avenidas para extender las terrazas de bares y tabernas.

Más allá del problema que estas nuevas instalaciones han ocasionado al disminuir notablemente las plazas de aparcamiento, ha habido un consenso soterrado y afirmativo, asumiendo que se trataba de dar mayores oportunidades a la hostelería, seriamente dañada durante el confinamiento.

Sin embargo, poco a poco las nuevas terrazas han sido sometidas a singulares normas, como su disfrute durante un periodo ( a veces muy) limitado de tiempo y la suspensión de toda actividad de refresco entre las doce de mediodia y las cuatro y a partir de las ocho de la tarde.

Esta última condición ha desvelado el sumo interés de algunos hosteleros ,reconvertidos en restauradores, en atender primordialmente al turista extranjero, que suele comenzar a comer y a cenar a esa hora.

Y como por un lado la ola turística ha decrecido, a pesar del verano, por la pandemia del COVID-19, y por otro, los autóctonos no se han movido tanto como en otras ocasiones , se está dando la singular paradoja de terrazas vacías preparadas para el plato, y gentes deambulantes que no acaban de encontrar un sitio para tomar sentados un café o unas cañas.

Se corre así el riesgo de que la crisis de la hostelería no remonte, pues no pudiendo obtener grandes ingresos de los ajenos, puede ir perdiendo los de los propios por el mero hartazgo de la falta de atención.

Visto lo visto, parece que ,una vez más, se va a continuar practicando la carpetovetónica costumbre de hacer la cuenta de la vieja , del «pan para hoy y hambre para mañana»? Esa tan propia y de tan escasa perspectiva, de un lugar que, como afirmó Manuel Vázquez Montalbán ( Milenio Carvalho, 2004) no asumió en su momento la revolución industrial ni las revoluciones que la acompañaban…¿ No sería mucho mejor atender a la propia parroquia antes de que se pierda?

CRÓNICAS PANDÉMICAS.17. ¡Control!

El magnate y presidente de Open Society Foundations, George Soros comentaba en una reciente entrevista que los instrumentos de supervisión producidos mediante la inteligencia artificial son muy útiles para controlar el COVID-19, pero también que se vuelven a su vez muy aceptables como instrumentos de control en general.

Así, la aplicación Radar Covid ,impulsada por el gobierno español, cuenta ya con medio millón de descargas voluntarias .Esta aplicación detecta a sus usuarios si están al menos 15 minutos a una distancia inferior a 2 metros , intercambia ficheros a través de bluetooth y los almacena. Si a un usuario se le diagnostica como positivo en COVID-19 , el médico le suministra un código alfanumérico aleatorio y cuando otros usuarios de la app tengan contacto con él, recibirán una alerta al respecto.Se dice que si Radar Covid se la descargara el 20% de la población, la pandemia podría reducirse en un 30 %, y a partir de ahí su contribución sería lineal.

Es indudable que las cuentas estadísticas salen perfectamente, pero aun así la implantación de esta u otras apps de similares características plantea un problema global. Y ese problema es la gestión de los datos que proporcionan y no ya solo por parte de las instituciones que deberían garantizar que se utilizan exclusivamente para los fines previstos, sino también de la seguridad que los salvaguardaría de posibles hackers y explotadores de la información.

De que se trata de una difícil cuestión no hay ninguna duda pero de que se puede aplicar aquí aquel viejo dicho que afirmaba «… aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid», tampoco. Y en este sentido los temores de Miguel Bosé de que los sistemas de control llegarían en unos micro-chips que se infiltarían en toda la población a través de las vacunas para el COVID-19 quedarían ya en la trastienda de las ocurrencias célebres, sobre todo ante la aceptación un tanto inocente a fuerte inconsciente de que es la misma población la que está dando datos una y otra vez a través de las redes sociales.

Mucho tendría que tener en cuenta hoy Michel Foucault si tuviera que reescribir aquel su famoso libro Vigilar y castigar ,pues el panóptico de cemento diseñado por el Poder para vigilarnos habría dado paso a un panóptico desdoblado y electrónico construido por nosotros mismos (y nosotras) tan alegremente y tan con buenas intenciones…

CRÓNICAS PANDÉMICAS.16.Una oportunidad para otra Historia.

( para Alberto Santana y su innovadora Una Historia de Vasconia)

En un lugar de la costa vasca en el que se asienta un precioso pueblo pesquero ,se reconstruyó hace ya muchos años un ballenero tradicional. El navío ha permanecido atracado en el puerto como atracción turística si bien su mantenimiento ha ido resultando cada vez más cuantioso.

Recientemente el ayuntamiento de dicho pueblo, en cuyo escudo figura precisamente una ballena, ha decidido no invertir más en el barco ya que se encontraba en una situación de franco deterioro. Se ha argumentado al respecto que la anterior reconstrucción se había realizado con madera de muy baja calidad y que los diferentes tratamientos a que había sido posteriormente sometida la habían perjudicado notablemente ; y que ,por otro lado, vistas las necesidades sociales del pueblo, no había suficientes fondos para destinarlos a este fin.

Sin duda es loable y mucho la decisión de este ayuntamiento, pero lo ocurrido es una buena metáfora de asuntos varios.

Así, lo es de cierta manera de reconstruir lo histórico utilizando para hacer coherente la Historia materiales de escasa calidad; y también de hacerlo con la pretensión de una proyección más turística que otra cosa; y también de que cumplida su función o caduca por obsoleta , se deshace lo construido, desapareciendo como si nunca hubiera existido.

Otro sí es una metáfora – y acaso algo más – de la variabilidad de los intereses creados , y de como estos pueden someter en su ímpetu algorítmico la reposada y lenta investigación sobre el pasado que es lo que al cabo permite la existencia de la Historia como ciencia humana, un estudio siempre en revisión.

Y ,por fin, en estos tiempos en los que la pandemia del COVID-19 ha devuelto la mirada hacia lo más cercano, lo ocurrido apunta a que no se puede evitar una reflexión a fondo sobre la forma y manera de reflejar el pasado para propios y ajenos, lejos de apriorismos identitarios, pero afirmando y resaltando aquello que fue precisamente diferente, pues, sin connotaciones ideológicas, lo diferente es la raíz de lo histórico que no es sino una continuación de discontinuidades.

Y ahora que vivimos y sobrevivimos en una gran discontinuidad que nos ha colocado en la frontera de la distopía, esa última reflexión puede terminar por ser un tema más para encarar en el futuro, un tema en su sentido originario, es decir, como insistencia, tan obsesiva como deliberada…

CRÓNICAS PANDÉMICAS. 15.Agosto: la sanidad y la educación.

Alguien dijo o escribió una vez que agosto era como un largo domingo de sol y de calor. En estos lares, según salga vencedor el viento del noroeste o el viento sur, solemos tener calles vacías y playas llenas o playas vacías y calles llenas.

Sin embargo ,este mes de agosto de 2020 ,el COVID-19 lo ha llenado todo a cuenta de quienes han tenido que renunciar a los viajes exóticos y a quienes por fin se han visto libres de la presión del confinamiento.

Y así ,agosto ,por lo general un tanto anodino, ha tomado en esta ocasión un singular protagonismo al no cesar sino más bien incrementarse la actividad económica, social y hasta política respecto de los meses anteriores, pero también a causa de los rebrotes de la pandemia que han surgido aquí y allá ,sin que se sepan muy bien sus causas.

De manera que la rentrée ,que antes de la discontinuidad histórica en que vivimos, era el punto de referencia para el reinicio de la vida colectiva, ha trastocado nuestras marcas temporales , disolviéndonos , como dijo el sociólogo Georges Gurvitch ,en un tiempo «adelantado sobre sí mismo».

Pues bien,en esta rentrée adelantada hay dos colectivos a los que se les está exigiendo a priori una particular iniciativa : por un lado está el profesorado de todos los niveles educativos al que se le está indicando que se prepare para impartir la docencia según escenarios tan diferentes como la presencialidad esterilizada o el remoto puro on line; por otro lado se sitúa el personal sanitario, a quien se le anuncian unos meses de trabajo a destajo no muy diferentes a los que se vivieron durante el segundo trimestre del año.

Curiosamente estos dos colectivos están coincidiendo en las mismas reivindicaciones: hacen falta más profesionales y muchos más medios.

De manera que teniendo en cuenta que estos dos colectivos van a ser los protagonistas de los próximos meses (y no sabe si con la participación meritoria de los militares y la policía ), sería bueno que los gobernantes asumieran el papel de las antiguas gobernantas y evaluarán adecuadamente las necesidades – escuchando directamente a quienes las tienen delante : esto es muy importante- ,y proporcionaran con decisión los medios oportunos…Dejando, de paso, de echarse la culpa de la situación unos a otros ( y menos a la despistada ciudadania )para obtener un rédito político que a estas alturas ya parece un tanto delirante.

¡Agosto, la sanidad y la educación!

CRÓNICAS PANDÉMICAS. 14.Anamnesis.

(Para A.)

«La historia se escribe a partir de la amnesia», afirma el doctor Erik Davidsen, protagonista de la inteligente Elegía para un americano, de Siri Hustvedt.

Probablemente, se debería haber escrito «Historia», con mayúscula, para resaltar que se trata de un relato y no del devenir de la «historia» como acontecimiento, y para evitar dar lugar a confusiones del tipo «la historia me absolverá», siempre ( y ahora más) tan en boga y que valen tanto para un barrido como para un fregado.

Pero Davidsen hace bien en contraponer el relato a la amnesia, es decir , a la falta de memoria ( a-mnesia), sea la memoria individual o colectiva, como distinguió muy bien el sociólogo Maurice Halbwachs en su momento.

Viene todo lo anterior a que, al cabo, la Historia es una reconstrucción de la historia y que,por mucho que se pretenda objetiva ,siempre será vicaria de un punto de vista o una ideología, sobre todo si la investigación en que se basa se resuelve en una metodología arbitraria y en unas fuentes parciales.

Y , a su vez, viene todo lo anterior, en órbitas sucesivas, a que la pandemia del COVID-19 que ahora nos ocupa está haciendo historia y que algún día será relatada como Historia.

Decía Cicerón aquello de «Historia, magistra vitae», y aunque a las alturas de nuestro siglo, su vigencia no está nada clara, sí lo esta en su sentido original, esto es ,concibiendo la Historia como indagación ( istoríe).

Y como toda indagación , en este caso sobre la memoria , un trabajo paralelo a la resolucion de la crisis sanitaria y a sus consecuencias económicas y sociales , debería ser la recopilación exhaustiva de todo género de testimonios antes de que se pierdan para siempre.

Sólo así la a-mnesia social que sin duda surgirá para olvidar cuanto antes este trágico periodo histórico podrá recuperarse como Historia, como recordatorio (an-a-mnesis.)..Y se verá si sirve para algo…

CRÓNICAS PANDÉMICAS. 13. Una falsa «Nueva Normalidad»

«¡Más falso que un amadeo
(M.S-O)

Por fin, algunos responsables políticos han reconocido públicamente que no hay condiciones para lo que denominaron Nueva Normalidad.

Lo han hecho después de estar dando la murga durante casi dos meses en los que, además, han confundido, interesadamente o no, la normalidad social con sus usos y costumbres , con los ritos de la realidad institucional, constituída esta en el eje fundamental de su argumentación: pues , en efecto, nada articula más la normalidad política en una democracia que unas elecciones a fuer de realizadas contra viento y marea, y probablemente con buenas intenciones.

Pero, así como el hábito no hace al monje,la normalidad institucional no implica la análoga social, y tanto más cuando se materializa en el periodo más anormal del año cual es el verano, con sus fiestas patronales, sus viajes y sus vacaciones.

La falta de constatacion de esta empiría social , sumada a las exigencias económicas de la Vieja Normalidad ,y multiplicada por la presión colectiva acumulada durante el confinamiento, ha convertido la desescalada en una ocasión para el desmadre , un desmadre legitimado por una educación mayormente dirigida por tecnócratas para quienes valores como la «responsabilidad individual» resultan obsoletos.

Y así parece que nuestros gobernantes han apostado sin mucha estrategia por la táctica del «ensayo y error», exigiendo de la ciudadanía lo que nunca se le había inculcado, y culpándola después de no merecerse una Nueva Normalidad.

Consecuentemente, ante esta muestra de indisciplina social es más que probable que vuelva a sonar el cornetín y que, como ya se ha adelantado, se decrete un toque de queda . Quizá ya no hay otra alternativa para que la situación no se deteriore más. Pero sería muy conveniente no olvidar lo ocurrido y tenerlo en cuenta cuando se alcance algún tipo de Normalidad.

Una Normalidad que no sea como esta Nueva Normalidad que , como suele decir el escritor navarro Miguel Sánchez- Ostiz, ha sido más falsa que un amadeo

CRÓNICAS PANDÉMICAS. 12. Temporeros.

Por lo que parece el origen de los focos que han generado los rebrotes del COVID-19 en Cataluña y Aragón han sido los asentamientos de trabajadores temporeros que han acudido a la recogida estacional de la fruta.

Las imágenes difundidas por los medios de comunicación han mostrado el hacinamiento cuando no la supervivencia callejera de estos trabajadores que, por otro lado, no acaban de comprender los controles a los que están siendo sometidos y piden, en ocasiones a gritos, trabajar.

La reacción a esta situación no ha sido precisamente solidaria, pues se ha visto mayormente a estos trabajadores como extranjeros contaminantes.

Y sin embargo, lo que se ha puesto en evidencia son las condiciones laborales nefastas entre las que se desenvuelven los temporeros, unas condiciones que resultarían absolutamente inaceptables para los trabajadores autóctonos o para sus sindicatos , que todavía están expectantes ante la derogación de la legislación laboral vigente, una derogación que no está ni se le espera.

Asimismo, y por otro lado, que en muchos asentamientos de temporeros, se cuenten 8 de cada 10 positivos en los test PCR, debería dar que pensar sobre la relación entre la expansión de la pandemia y las situaciones socio- laborales.

Debería dar que pensar para evaluar mejor lo que tan solo se presenta como una crisis sanitaria…

CRÓNICAS PANDÉMICAS. 11.Sindéresis.

«No vi nada al principio .El mar era un vacío yermo de colinas blancas y negras. De repente ,medio oculto en el tumulto de espumante oleaje, divisé a flor de agua algo enorme que se elevaba y caía: algo extendido, como una explosión de espuma, pero con un aspecto más azulado y más sólido. Era un témpano de hielo medio derretido, reducido a un fragmento, pero aún lo bastante grande para hundir un barco, y ,sobresaliendo del agua menos que cualquier balsa, avanzada recto en nuestra dirección, como si se hubiera emboscado entre las olas con propósitos asesinos»

Este pasaje, tomado de The mirror of the sea ,de Joseph Conrad , en la traducción de Javier Marías ( El espejo del mar), refleja muy bien la aparición inesperada de un peligro y la primera impresión que puede causar.

Ante todo, se trata de algo sorprendente aunque acaso previsto. Además resulta un tanto inconmensurable para los sistemas de medida habituales. Y, por fin, parece poseer una finalidad asesina por más que no tenga la menor conciencia de ello.

Pero si la sindéresis, esa cualidad que combina observación, reflexión y prudencia (y que defendía Baltasar Gracián en su Oráculo manual y arte de prudencia) es lo más propio del ser humano, la previsión es una obligación consecuente, la medición una necesidad, y la atribución arbitraria de una maldad en clave de guerra un desatino…

Que ante la aparición del COVID-19 no había previsión alguna a pesar de los avisos de los virólogos, que los sistemas de medición de su expansión han sido confusos e insuficientes, y que, por fin, no ha sido posible militarizar a una población cada vez más maleducada, son tan solo constataciones de que no había preparación alguna para la Nueva Normalidad.

Al final del texto arriba reproducido, comenta Conrad que por una rápida vuelta de timón consiguió eludir aquel enorme pedazo de hielo y que lo vio pasar «ya apenas distinguible, pero aún pegado a nuestra aleta».

Es de esperar que quienes gobiernan nuestro barco institucional aprendan la lección y no intenten de nuevo que se vuelva a navegar como si solo tuviéramos vientos a favor. Es decir que usen, sin abusar, de la sindéresis…

(PARÉNTESIS sobre la escritura)

Ayer, en la rebusca veraniega de mi biblioteca, cayó una hoja manuscrita desde el libro dedicado de una amiga. El libro tiene unos años y la nota también. Recuerdo que escribí estas palabras pensando en ella pero también en mí.

«Como en todas las tareas de origen narcisista, esta de escribir surgió de un deseo de satisfaccion más que de la satisfacción de un deseo.Aquel deseo de satisfacción se volcaba sobre la construcción de un yo en medio de la turbamulta física y metafísica desde la que se recrecía.

Algunos y algunas ya se percataron de que construido y aceptado aquel yo, no merecía la pena continuar escribiendo: tal le ocurrió al poeta Jaime Gil de Biedma, según confesión propia.

Otros y otras, sin embargo, conscientes de la mano artesana que habían pergeñado a lo largo de aquel largo y tenso esfuerzo, comenzaron a sentir la necesidad de la satisfacción de un deseo, del deseo de construir por medio de las palabras, algo muy diferente a , simplemente, expresarse : intentaban responder a aquella directa pregunta de Paul Valery «Más allá de lo que has querido decir, ¿ qué has querido hacer?»

Y ya en las harinas del hacer, en la objetivación de la obra, desaparecida para siempre la biografía ( Barthes) , la escritura ha ido emergiendo a través de aquel prístino yo que, acaso por ello, de vez en cuando reclama su protagonismo perdido en brotes verdes de narcisismo…»