INTEMPESTIVAS PANDÉMICAS ( 11.- Entre las series y el cine)

La pandemia del COVID-19 ha acelerado notablemente el consumo de todo lo audiovisual, pues su uso resulta profiláctico en la medida en que se pueda acceder on line, o sea, a distancia (de seguridad).

Las grandes plataformas ( como HBO o NETFLIX) se han afanado en la producción y distribución de nuevos contenidos, ampliando un nicho de negocio que ya venía siendo relevante.

Y entre la oferta que luego ha sido más demandada, sobresalen las series que, en algunos casos se prolongan en varias temporadas.

Desde luego, lo serial no es algo nuevo: hace cincuenta años, cuando apenas si había dos cadenas de televisión pública, los seriales eran uno de los nutrientes fundamentales de la radio, aunque solían ser bastante convencionales y pacatos. En realidad eran , a su vez, la trasposición de la «novela por entregas», de la prensa escrita.Tras la eclosión de las tele-novelas, de motivación fundamentalmente romántica, vinieron ya las series como tales, bien de tono más dramático y lacrimoso, bien resueltamente jocosas ( y con risas de fondo incluidas). Y lo serial ha llegado hasta nuestros días abarcando una temática de difícil clasificación.

Curiosamente, lo serial implica una continuidad en su diseño y realización que es claramente percibida y anhelada en su recepción: ha pautado y pauta la abdución momentánea periódica de los espectadores en otro mundo cumpliendo rigurosamente las condiciones de las «zonas limitadas de significado», como denominaron Peter Berger y Thomas Luckmann ( en La construcción social de la realidad )a estos dispositivos que logran «desviar la atención de la vida cotidiana».

Y ciertamente ese «desvío», más allá del consiguiente y sano «entre-tenimiento» no tendría nada de objetable, aunque en muchas ocasiones se aproveche una trama para difundir colateralmente la necesidad de la violencia o incluso de la tortura- es un ejemplo – o para denunciar algo que se presenta como , por otro lado, ineludible ( por ejemplo, la corrupción), pero, sobre todo marca un ritmo de dependencia temporal ( todos los días un capítulo de una temporada) que, en las circunstacias en que ahora vivimos se multiplica desde sí mismo: no otra cosa son los denominados «maratones de series».

Por otro lado, las series, por su condición productiva, pueden acabar siendo tan similares que en ocasiones son vistas varias veces sin tener intención ni conciencia de ello, resaltandose así su función como tensionadoras de una continuidad temporal.

Frente a este aspecto, tan relevante como oculto, los films, lo que antes se denominaban películas en perfecta metonimia, y más si son de autor(a), ya sean vistos en salas de cine ( cada vez menos), o bien en soportes digitales domésticos ( cada vez más), todavía conservan su capacidad de escansión temporal, la posibilidad de generar un antes y un después, y por lo tanto, de romper con lo serial y marcar un punto de inflexión reflexiva, a pesar de ser también, cómo no, «zonas limitadas de significado». Aun así muchos de ellos van presentando rasgos seriales que luego se concretan en «sagas» con secuelas o precuelas.

Por supuesto, a estas distinciones entre la connotación significativa diferente ente las series y los films, se podrían añadir consideraciones varias de tipo ideológico o social, pero rescatar al cine del caldo de cultivo estético de las series, será probablemente una tarea para el futuro, si se desea mantener su perspectiva verdaderamente innovadora, aunque en estos momentos esta propuesta pueda parecer, una vez más, intempestiva…

COTIDIANIDADES PANDÉMICAS (1 CLIENTE = 15 MINUTOS)

Al comenzar hoy mi paseo matutino,he visto un nuevo anuncio en el pizarrín que suele estar colgado junto a la puerta de uno de los bares del barrio : «1 CLIENTE =15 MINUTOS».

No era el primer cartel que veía con similar contenido, pero hasta ahora solían ser más amables, como , por ejemplo «Dada la situación sanitaria y por respeto a los demás , se ruega no permanecer en la mesa más de media hora» ( sic y documentado).

Pero la contundencia directa y cifrada de este último ha conseguido que algo se rebelara en mi interior y me he hecho la firme promesa de no acudir nunca más a dicho establecimiento .

Mientras camina bajo una larga hilera de densos tilos ,he estado pensando que esta pandemia está trastocando nuestra vida cotidiana hasta tal punto que ya solo se nos ve como meros consumidores que además, en este caso, debemos luchar a brazo partido por conseguir una mesa en una terraza, generalmente sin servicio y a tiempo tasado.

Y he recordado cuánto me resistía a llamar a los estudiantes clientes o que me trataran de tal siendo un paciente que acudía a una consulta médica.

Pero estos cambios de denominación, al principio tomados en tono jocoso, pero poco después claramente definitorios, venían impulsados por esa ola tecnocrática que ha invadido las instituciones confundiendo de paso la política con la gestión, pero ahora parecen asumirse casi a nivel interpersonal, pues ese ha sido hasta el presente el tipo de relación entre los parroquianos y sus bares.

Ni qué decir tiene que el cartelito de marras tiene su explicación si se tienen en cuenta los arbitrarios cambios de normativa que se están produciendo en relación a las condiciones de trabajo en la hostelería, pero descargar las consecuencias sobre el personal de a pie en vez de apuntar hacia los responsables de la situación, es meterse goles en la propia portería nada más comenzar el partido.

Ya de vuelta, he comprobado que la terraza del bar en cuestión estaba practicamente vacía… Y el pizarrín había sido retirado… S.E.u O.

INTEMPESTIVAS PANDÉMICAS ( 10.- La Gran Hibridación)

Es muy posible que el mundo post-pandémico se presente como la globalización de una Gran Hibridación.

Y no solo de la hibridación energética que ya se presenta con su marca propia en el perímetro de la energía y que se manifiesta en la combinación entre los productos petrolíferos y la electridad ( con sus variantes ), ni tampoco en la evidente hibridación social generada por la cada vez más relevante utilización de las prótesis electrónicas ( smartphones, tablets…) y que viene configurando lo que se ha denominado zoon elektronikón.

Pues la Hibridación , como paradigma, está poco a poco reestructurando otros ámbitos. Así ocurre por ejemplo en el espacio liminar de las contiendas bélicas, en el que las armas aparecen progresivamente dotadas de mayor autonomía en función de algoritmos inducidos preventivamente. O en los flujos financieros que combinan deseos e instintos ancestrales con datos estadísticos inmediatos. O en la dialéctica entre las ciudades y el medio rural despoblado que pretende superarse bajo la propuesta de una nueva colonización. O en las mismas ciudades, que , con excepciones lamentables, se abren desde sí mismas hacia los espacios verdes y a peatones y ciclistas. O en el tercio laboral, en el que el tele-trabajo se presenta ya como una alternativa tan mixta como razonable. O en las actividades culturales ( como exposiciones, conferencias…) en las que el streaming simultáneo se va aceptando con normalidad. O en las aulas, en las que, salvo excepciones, las pantallas resucitarán al profesorado y al alumnado cuando sea necesario. O en la medicina, que cada vez reemplaza más la exploración por las analíticas.O en las relaciones con la Administración, en las que, todavía con torpeza, se acepta en un sí o sí, la sustitución paralela del pertinente funcionario o funcionaria, por un nombre de usuario y una clave. O en las aproximaciones íntimas, en las que la presencialidad y la virtualidad parecen combinarse y descombinarse con un menor coste emocional. O , por, fin, en la hibridación claramente expuesta en la reconsideración de sexos y géneros bajo el amparo de siglas aglutinantes y de prefijos trans

Sería penoso , e impropio desde una perspectiva científico social , valorar moralmente estos procesos de hibridación, aunque sí se pueda atisbar que se necesitará una reflexión ética para dar cuenta de los valores que esta Gran Hibridación está poniendo en cuestión respecto del pasado y está proponiendo , acaso subrepticiamente ,para el futuro…

EL COVID-19 Y LA MEMORIA COLECTIVA

Si, como decía Juan Carlos Onetti, vivir es fabricar recuerdos para el futuro,es previsible que la pandemia del COVID-19 dé para mucho.

Esos recuerdos conformarán luego el sustrato de la Memoria Colectiva, por más que la Historia, como Ciencia Social, ordene los datos cuantitativos y cualitativos que hayan podido documentarse, descubriendo acaso algunos aspectos insólitos o sorprendentes.

La Memoria Colectiva, por supuesto y como ya advirtió Maurice Halbwachs, será interesada, es decir, que recordará en función de los intereses del momento en que se recuerde y no será uniforme pues los intereses más o menos evidentes estarán condicionados por la geografía y la geopolítica, por el capital cultural y simbólico ( Pierre Bourdieu), por la pertenencia a diferentes grupos sociales y, por fin, por la perspectiva de género.

Pero todo esto ocurrirá en el futuro, cuando lo que ahora se está viviendo se haya convertido en pasado. Entre tanto sería conveniente, por duro y desagradable que sea, ir recogiendo el día a día de este periodo oscuro de la historia humana y en ello, además de la recepción pasiva y cansina de cada persona, no estaría de más que se empeñaran también aquellas instituciones que supuestamente son el repositorio proactivo de los recuerdos individuales y colectivos.

Pues ya tenemos suficientes experiencias de manifestaciones de lo que se ha denominado «memoria traumática» por haber impedido que los recuerdos se materializaran y compartieran, transmitiendo enormes vacíos vitales de una generación a otra.

Y así, sin acaso suscribir el viejo adagio latino que decía «Historia, magistra vitae», se podrá estar en una actitud más receptiva no sólo para asumir lo que pasó- lo que ahora mismo está pasando – sino también para apreciar mejor todos los cambios que soterradamente se fueron produciendo – se están produciendo…

PLATÓN Y LA JUSTICIA( sobre «Schubert nunca trabajó en Justicia»,de Miren Alcedo Moneo)

«Lo justo es lo que le conviene al más fuerte» afirma Trasímaco al comienzo del diálogo platónico que lleva por título La República. Sócrates le responde que es mejor practicar la justicia porque quien así lo hace, sin distinguir entre el fuerte y el débil, o al amigo del enemigo, como defiende Polemarco, es feliz y en esa felicidad radica la excelencia de la vida.

La concepción de la Justicia, como tercer poder desligado de la ejecutividad gubernamental o del consenso parlamentario, es relativamente reciente en nuestra cultura (Montesquieu) y en su ámbito de tutela se han sumado jurisdicciones varias y variadas, ordenadas según el modelo burocrático que Max Weber consideró como un idealtypus de las civilizaciones más avanzadas, tanto de Occidente como de Oriente.

Así, la Administración de la justicia siempre suele ser lenta por supuestamente ponderada, pero también porque en ella han de equilibrarse intereses en ocasiones muy contrapuestos y a veces más ideológicos y políticos de lo que podría suponerse.

Sobre las tripas de esa Administración, sobre los vericuetos por los que circulan abogados, fiscales, jueces y escribanos de diversa índole ha escrito la antropóloga y funcionaria del ramo Miren Alcedo Moneo un libro titulado «Schubert nunca trabajó en Justicia»(Txalaparta, 2020) con ilustraciones de Marisa Gutiérrez Cabriada.

La obra recorre, a través de una serie de narraciones cortas, la vida día a día de unas funcionarias de simbólicos nombres- Carmiña, Maricarmen, Carmentxu y Karmele- que vienen comprobando que, con excepciones, lo que llega a escribanías y estrados y todo lo contamina ,suele tener una expresión de perfiles clasistas, racistas, machistas y caciquiles.

El tono doloroso, no exento de algún que otro toque de humor (¿negro?) del libro, da cuenta de que acaso Trasímaco y Polemarco eran más realistas que Sócrates, tenaz trasunto del mismo Platón quien de hecho siempre ha sido ubicado entre los filósofos idealistas, a pesar de haber sido alguien que , al menos en dos ocasiones, intentó llevar a la práctica sus «ideas»…Y a pesar de que el mismo Sócrates histórico, su maestro, aceptó beber la cicuta aceptando una sentencia que le parecía injusta…por respeto a La Ley.

INTEMPESTIVAS PANDÉMICAS (9.- ¿Hacia un Nuevo Antiguo Régimen? )

Otra de las consecuencias que se están derivando de la pandemia del COVID-19 es el ascenso de la dominancia del poder ejecutivo desde la interpretación de las condiciones impuestas por el legislativo y las correcciones ocasionales del poder judicial.

Tal predominancia, además, se está articulando en fundamentos técnico- científicos que , por un lado, se presentan tan indiscutibles como lo fueran los teológicos en tiempos pasados, y, por otro lado, muy selectivos científicamente, en la medida en que circulan en torno a una consideración estrictamente sanitaria ( lo económico por que no queda otro remedio, pero nada de lo psico-social).

Se está obviando así toda connotación ideológica de lo científico- técnico – aspecto ya muy estudiado desde las investigaciones de Robert K. Merton (1957 y 1973) o Thomas Khun (1962)- , pero también cualquier control político ajeno a un poder ejecutivo que opera al cabo a su aire al carecer de contrapesos efectivos.

Si ya de por sí está dinámica se puede diagnosticar como patológica para la necesaria – y consagrada constitucionalmente – división de poderes, su atomización carente del consenso necesario, no genera sino una ocasión para la discrecionalidad y la arbitrariedad algorítmica.

Y en todo ello , además, anidan la incomprensión ciudadana, el cansancio social, y previsiblemente , las reacciones anti-sistémicas en la medida en que se carga la mochila de la culpa colectiva ante el fracaso de las medidas adoptadas.

Reconducir , por lo tanto, la dinámica exacerbada del poder ejecutivo en sus diferentes niveles, para que deba partir de consensos amplios y no de mayorías simples, y siempre bajo la tutela de un poder judicial al que no se le pueden atribuir más inclinaciones ideológicas que a los comités cientifico-técnicos mencionados, debería ser una tarea política de primer orden para evitar que , bajo la apariencia de efectividad o autonomía, avance la implantación de un Nuevo Antiguo Régimen…

INTEMPESTIVAS PANDÉMICAS ( 8. De libros y librerías)

LIBRERÍA LOUISE MICHEL LIBURUAK ( Bilbao)

Curiosamente el índice de lectura ha subido, aunque muy moderadamente ,desde el comienzo de la pandemia del COVID-19. Y, según los datos, el incremento se ha producido en la lectura del libro en papel, entre el lectorado femenino y el más joven.

Así que más allá del libro electrónico ( e-book) que en su triunfo relativo parece haberse llevado por delante sobre todo el libro escolar y académico, el soporte de papel resiste a pesar de los malos augurios que comenzaron a escucharse con el cambio de siglo.

Es más que probable que la materialidad de ese paralepípedo maniobrable ( como decía Roland Barthes), con el añadido ya casi obligatorio de una cuidada edición, continúe operando como un estimulante objeto de deseo entre los ires y venires de la mirada electrónica.

Pero junto con esta previsible persistencia , otros datos ( ¡Ah, siempre los datos!) indican que lo que sí se ha modificado, y radicalmente, durante los meses de pandemia, ha sido el sistema de ventas y, en consecuencia el modelo de distribución, pues las plataformas virtuales- como Amazon- han acaparado también el comercio de libros, como ha ocurrido en tantos otros ámbitos.

Este último aspecto, que deberá ser muy tenido en cuenta por quienes se dedican a la edición, está trastocando el sentido competencial ( como se diría ahora) de las librerías, pues están dejando de ser , como habían sido hasta hace muy poco tiempo, el sitio propio de venta: probablemente su futuro estará vinculado a su transformación en lugares de encuentro multi-cultural, en los que se ofrezcan diversas y variadas actividades en torno al mundo de los libros y, sobre todo, de aquellos cuya presentación – y venta directa- resulte un acto participativo en sí mismo.

Acentuar las condiciones participativas contribuirá, además , a contrapesar y equilibrar el nuevo modelo de relaciones sociales electrónicas que tanto se ha acelerado durante la pandemia.

INTEMPESTIVAS PANDÉMICAS (7. Democracia-on-line)

Puede ser que esta «intempestiva» resulte la más tempestiva en el día de hoy, aniversario de la proclamación de la II República Española, de tan limitada duración y trágico final.

Pero, más allá de la forma de Estado, la Democracia Formal, que tanto denostaba Platón al concebirla como Demagogia y Aristóteles como gobierno intermedio de la clase media de su época, se ha convertido en el paradigma macro-político global , con diversas matizaciones,desde el triunfo de las revoluciones burguesas.

Era de esperar que la transformación digital que se inició en los albores de este siglo llegara también a la política, y así ha sido, y aun con enormes dificultades que se han acrecentado con la pandemia del COVID-19. De hecho, y por lo que respecta a la participación ciudadana, en muy pocos lugares se ha aceptado el voto electrónico, si bien se han llevado a cabo varios experimentos, muy limitados, en relación al voto por correo. Es muy posible que la falta de fiabilidad ante la ausencia de los protocolos de seguridad correspondientes tenga mucho que ver con esta situación.

Sin embargo, el aspecto administrativo de lo político, que tantas veces se confunde tecnocráticamente con la política bajo la figura de la gestión, sí ha sido sometido a un proceso acelerado de vinculación electrónica, sobre todo en los ámbitos recaudatorios , si bien para la ciudadanía está suponiendo mayormente todavía un engorro – ¡(ni)nuevo( ni)fácil)! -bien por la ineptitud y precipitación de la propia Administración, bien por la falta de medios y experiencia de las agencias semi-privadas subcontratadas al efecto.

Por otro lado, y a pesar de la legislación vigente, son muchas las dudas acerca de la viabilidad de la protección de datos que , como se ha podido comprobar en muchas ocasiones, han sido directamente comprados a grandes plataformas electrónicas, conculcándose derechos básicos y fundamentales- al menos en regímenes autodenominados como «estados de derecho».

Así que, aunque la mayor parte de las dimensiones de la dinámica política general no está sometida todavía a la digitalización, pero ante la evidencia de su progresiva implantación en la administración pública, no estaría de más que quienes se dedican precisamente a las Ciencias Políticas y de la Administración comenzaran a dejar oir su voz, porque en el reequilibrio residirá la clave de la gobernanza de la democracia-on- line…

INTEMPESTIVAS PANDÉMICAS ( 6. Tele- trabajo)

Lo intempestivo viene a ser aquello que resulta inoportuno para el tiempo en que se vive, que se muestra como extemporáneo porque se manifiesta fuera de plazo.Y si nuestro tiempo es el de la pandemia del COVID-19 ,lo intempestivo se configura en este caso como lo que trata de lo inoportuno y fuera de plazo pandémico.

Aun así en estas «Intempestivas pádémicas» que van saliendo , se pretende dar cuenta de algunos fenómenos colaterales que están emergiendo y que acaso pueden estar esbozando algunas lineas del dibujo del futuro post-pandémico que nos espera, sin pretender, por supuesto, apartar la atención de las obligaciones y protocolos que implica la gestión de salud pública.

Y ,a más de las analizadas en columnas anteriores, otra de estas lineas es una radical transformación en el mundo del trabajo, sobre todo a raíz de su vinculación con la opción telemática.

Esta opción viene de años atrás- probablemente desde la crisis económica del 2007 – pero ha experimentado una aceleración insospechada con el paso de la epidemia a la pandemia y las consecuentes medidas de confinamiento y perimetración, tal y como ha ocurrido en otros ámbitos.

En principio, el trabajo on line , en los sectores económicos en los que se podía llevar a cabo, se percibió con un cierto alivio por parte de las empresas que de alguna manera podían así mantener un ritmo productivo adecuado, y también por parte de muchos trabajadores y trabajadoras que veían la posibilidad de armonizar su vida laboral y familiar.

Pero, como ha ocurrido en momentos históricos anteriores, los cambios tecnológicos han generado paralelamente otros cambios psico-sociales como, en este aspecto, la deslocalización publico/privada en el domicilio y una mayor conversión del tiempo de vida en tiempo de trabajo, hasta generar lo que Ursula Huws ha denominado cybertariado y que se caracteriza por una disponibilidad de 24 horas durante los 7 días a la semana , el 24/7, según Jonathan Crary: las jornadas laborales de grandes despachos, bancos de inversión y consultoras que llegan a trabajar hasta doce horas diarias pueden ser significativas del modelo al que se está apuntando.

Y en esta situación, frente a la conculcación de derechos laborales duramente adquiridos a lo largo del siglo pasado, será previsible una nueva adaptación que se dilucidará entre la fuerza sindical que recabe este nuevo cybertariado , las propuestas empresariales y una acción de gobierno que será muy diferente según el signo político-social a que se adscriba.

Pero, mientras tanto, el tele-trabajo ya está ahí, creciendo y expandiéndose a la sombra de la pandemia…

VIENTO DEL NOROESTE (segundo intermedio pandémico)

Me han escrito varios animados lectores ( y una lectora adicta) comentándome que, desde hace algún tiempo, me voy poniendo muy serio en estas columnillas, que progresivamente he abandonado no solo el humor hiperbólico de las actas de las reuniones de la Junta Extraterritorial de los Desayunos de los Martes, sino el más moderado ocasionado por alguna que otra anécdota inverosimil salida al paso de mis paseos físicos ( y hasta metafísicos), y que, otro sí, me ha ido desapareciendo el yo angular y gozoso y que me he dejado llevar por una tercera persona doctoral y anónima, mayormente un tanto repipi y aburrida.

Y es cierto. Supongo que homeopático como me sé, he reaccionado ante la severa narrativa mayoritaria sobre la pandemia de este ya famoso COVID-19 ( me niego a utilizar el políticamente correcto femenino), con un endurecimiento disciplinario de estas escrituras públicas por publicables, recurriendo por defecto a ese registro académico que me ha proporcionado el primum vivere, pero que es más propio de la senda angosta hacia el Monte Carmelo de los sexenios por la que ya, gratia Dei, no hago camino .

Y aunque me siento más post-maoísta ( ¿como el ministro Castells?) que post-hegeliano, el haberme dado cuenta de esta mi alienación/alineación anteriormente descrita, y gracias a esa fiel infantería que me sigue , me glosa y me critica (¡ muchas gracias!), ha permitido esta mañana gris de abril – ya se sabe: el mes más cruel- que me caiga del «en-sí» al «para-sí», aun sin atisbar todavía todas las sus consecuencias.

Me tomo pues esta semana de Pascua y previsible perimetración para reordenar mis letrillas: ciertamente no tengo mucho más que decir que los expertos comentaristas políticos y científicos que me rodean .Tan solo espero que, entre tanto, querido lector, querida lectora, mi hermano, mi hermana, puedas apartar un poco la mirada de las crueles estadísticas y el oído de los coros trágicos, y, mascarilla en ristre, dejes que el viento del noroeste ( o el garbí en su caso) revuelva tus cabellos, sean rubios, morenos…o azules… mientras el tiempo y/o la autoridad competente no lo impidan…