Hace aproximadamente un mes recibí una carta con el anagrama de Correos en el que se me comunicaba la recepción de un envío. Fui a mi oficina habitual pero allí me indicaron que no podían entregarme nada pues el mencionado envío estaba en manos de una entidad hasta entonces para mí desconocida – AdtPostal- que operaba con criterios de aduana. Me indicaron, asimismo, que entrara en una determinada página web y gestionara mi caso.
Intrigado por tanto misterio, me puse frente al ordenador y entré en la susodicha página web. Para comenzar, tuve que darme de alta en una plataforma- e inventarme , of course, una nueva contraseña ( ¡Ya no sé cuántas tengo!..Hecho todo lo cual accedí a la información sobre mi envío: se trataba de un ejemplar de una revista argentina en la que había publicado un artículo.
Ya tenía la revista en .pdf, pero, para no hacerle un feo al Departamento correspondiente, comencé a rellenar el «primer paso» con todos mis datos. Pero en el «segundo paso», tras conceptuar el » objeto» como «Revista Científica » y declarar que era un regalo , y que no era toda una serie de productos a cual más comprometedor, me quedé trabado pues se me solicitaba «el valor» del » objeto», algo de lo que yo no tenía ni idea.
Así que como uno no tiene vocación de ser más papista que el Papa , decidí desistir de mi intento y comunicarlo oportunamente no sin puntualizar que todo aquel procedimiento me parecía excesivo.
A las veinticuatro horas recibí un correo en el que se me sugería que pusiera al menos un precio aproximado y decidí hacerlo poniendo 1€. Parecía que todo había terminado y entré en el «tercer paso», pero me volví a trabar de nuevo porque me solicitaban imprimir todo lo anterior, firmarlo, escanearlo y remitirlo junto con una copia del DNI a una nueva dirección, advirtiéndome de que se me estaba acabando el plazo…
Armándome de valor y de espíritu cívico , volví a escribir a AdtPostal señalando que lo que solicitaban no estaba en aquel momento a mi alcance pues carecía de la infraestructura impresora-escaner- fotocopiadora…
Tras un nuevo intento, impulsado sin duda por mi cabezonería navarra, pude » subir» toda la documentación… y ayer me llegó el sobre correspondiente.
Mi señora esposa dice que todo lo anterior va siendo muy habitual hasta para solicitar participar en el sorteo de una actividad deportiva promocionada por… ( póngase la institución en la línea de puntos), suponiendo que todo quisque tiene en su casa la infraestructura antes mencionada – lo cual va en contra de las estadísticas – y sobre todo tanta paciencia. (Otro sí , hace poco desistí de cobrar mi participación como jurado de un concurso de cuentos dado que el tiempo que debía emplear para gestionarlo tarifaba más de lo que me pagaban.
En fin, que si en el juego del go de las transferencias pendientes , nos toca ésta de corte aduanístico – algo, lo sé, un poco difícil- espero que nuestro Gobierno ad hoc recuerde que la Administración está al servició de la ciudadanía y no al revés. Any way, sugiero, no sé si por los cauces adecuados, que los posibles y futuros mandamases, mandos intermedios y personal de la colchoneta se vayan leyendo El Castillo de don Franz Kafka…para vacunarse.
«personal de la colchoneta». Feliz expresión.