Último día en la Ciudad Condal. Mientras los líderes de algunos partidos políticos recuerdan el asesinato del president Companys y la CUP convoca un pleno del Parlament para proclamar la República Catalana , vamos a hacer un poco el guiri al Park Guell.
Damos la vuelta de rigor bajo un sol de justicia pero sin más porque a mí el Gaudí no me va nada. Salimos por fin del recinto y por tres veces intentamos tomar un café, pero todo está ya preparado para el resto de los mortales que comienzan a comer a las doce y nos lo explican con cajas destempladas. Al final me tomo on the road un cacaolat que le compro a un indio sin turbante.
Subimos al 24 que viene petao y comenzamos a descender hacia la Diagonal. El autobusero ,que no para de dar frenazos y de dejar que suba más y más gente, se mosquea de pronto y nos dice algo así como » ¡Se aprieten, coño!» lo cual que me trae muy malos recuerdos. Al poco se enfrenta de malas maneras con una señora mayor y yo , que de vez en cuando voy de chevalier servant, me enfrento con él. Pasado el episodio y convenientemente descendidos física y moralmente, comemos bien y en paz.
Nos recoge luego un taxista indio con turbante que mientras se solidariza o algo así- no le entendemos muy bien- con el País Vasco , nos da unas cuantas vueltas por los accesos al aeropuerto del Prat, así que nos sale el viaje por un pico. Sin solución de continuidad hacemos el embarque y , tras pasar el control de seguridad y antes de poder entrar en la zona de puertas correspondiente , nos vemos inmersos, oh sorpresa, en una megatienda polivalente…
Ah…pues sí , y como antes se decía, » Barcelona és bona si la bossa sona ..»