Acudí el jueves a la última sesión del ciclo CINE Y CIUDAD – Arquitecturas de cine, organizado para 2018 por el COAVN- Bizkaia.La sesión, como las dos anteriores estuvo dedicada a la presencia de Bilbao en el cine.Presentados por el didáctico a fuer de erudito Eneko Lorente, se fueron proyectando varios cortometrajes .
El último, el de más larga duración, no me pareció sino una manifestación de autobombo de tendencia muy vernácula con inclusión de personajes mayormente » a la page» en el momento de su producción, si bien fue reseñable lo estrictamente documental y acaso las sentidas palabras del alcalde Iñaki Azkuna y alguna que otra intervención más técnica- para no mentar al pecador no diré nada más.
Otro tono, verdaderamente creativo y estimulante, tuvo Bilbao en la memoria ( 1987) de Javier Rebollo y Juan Ortuoste con guión de Santos Zunzunegi y Álvaro Gurrea y textos de Gabriel Aresti, Teófilo Guiard, Blas de Otero y Rafael Sánchez Mazas, entre otros , que formaba parte de una interesante trilogía que ya se ha proyectado en otros lugares y ocasiones.
Ocharcoaga ( 1961) de Jorge Grau es un corto de propaganda franquista , muy apologético, que recoge la construcción de un nuevo barrio para alojar en 3.800 pisos a los miles de chabolistas que rodeaban algunas de las zonas industriales de Bilbao y que se comenzó a construir tras una visita del mismísimo caudillo en 1958. En este caso siendo lo documental de nuevo muy interesante no lo era menos la banda sonora de Antonio Pérez Olea, muñidor musical de tantas películas y siempre con un toque a vanguardia estocástica .
La joya de la corona fue sin embargo para mí el breve documental titulado Bilbao? realizado por Policarpo Fernández en 1960 que, cámara en mano, recorrió todos los barrios en los que se levantaban hasta cinco mil chabolas, destacando las terribles condiciones en las que vivían cerca de veinticinco mil chabolistas sin agua corriente, luz eléctrica ni ningún tipo servicios educativos o sanitarios.
Para aquellos que en su momento leímos Una chabola en Bilbao de José Luis Martín Vigil, digna aunque edulcorada continuación insospechada de El intruso de Vicente Blasco Ibáñez, la sesión fue una oportunidad para el recuerdo y también para la reflexión sociológica sobre el nuevo Bilbao surgido tras la crisis de los años ochenta y las inundaciones de 1983.
Finalizada la función , salí a la calle con la convicción de que quienes no han conocido aquel viejo Bilbao, deberían ver estos films para hacerse una idea de cómo fueron aquellos tiempos…Y si, en verdad, fueron tan diferentes de los actuales…Y, por supuesto, con el agradecimiento íntimo al COAVN-Bizkaia por mantener esta línea de difusión cultural tan necesaria.