CARO DIARIO ( 2.Escuadra hacia la muerte)

«Está claro que ahola no es de leil que diría el hoy olvidado Alfonso Sastre con la que va cayendo en Afganistán, pero en estos lares de Hispanistán vuelve a caer lo de siempre que no es sino el alemanato de sol, playa y cocodrilo de plástico verde fosforito.

¡Ah! Y …el coccodrillo ,come fa? No c’è nessuno che lo sa! Y hordas de rubios blanquísimos se dirigen como escuadrones de disciplinadas hormigas , desde sus apartamentos de evocadores intitulaciones – tipo Vistamar y tal – hacia los arenales. Otro sí, los hay que no contentos ( contentas) con ensombrillar multicolormente largas playas , se muestran embutidos en severas ropas deportivas footingeando a las dos de la tarde bajo un sol africano o pedaleando como posesos ( escasas posesas) entre urbanizaciones vigiladas por cámaras de atención latente y gruesos vigilantes amerindios.

Descendientes de hippies sesenteros , de tan límpia y homérica mirada, buscan denodadamente calas maravillosas y solitarias, y en encontrándolas tras caminar entre cotos de caza mayor, con riesgo de ser tiroteados y cuota alicuota de sangre, sudor y lágrimas, se refugian entre unas roquillas incandescentes al amparo de algún tamarindo desmochado. Pero, Oh mein Gott !, no pueden disfrutar de las halladas cristalinas aguas ante la presencia omnipotente de navíos de insistente eslora cuyos propietarios , que no patrones,ansiaban las tales calas con fines más aristocratizantes.

Y el viajero, sin choferesa, y la viajera, sin chofer, prefieren al fin sentarse a la sombra en una terraza perdida de un pueblo perdido, y reafirmando su condición autóctona a fuer de vernácula , tomarse un café con leche y una ensaimada leyendo el periódico local o ,en un órdago a la grande, echarse al coleto una pomada y volver a leerse de cabo a rabo Escuadra hacia la muerte , del antedicho y auto-exiliado teatrero don Alfonso , en definitiva acción catártica y resolutiva…»

6 comentarios sobre «CARO DIARIO ( 2.Escuadra hacia la muerte)»

  1. Efectivamente, Aurelio, ¡¡magnífica la deriva estival!!… aunque de alguien como Vicente, cualquier deriva tiene que, necesariamente, ser magnífica.
    Gracias Vicente

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