Muchos de los debates que se están produciendo estos días , versan sobre los protocolos que se han seguido en países como Corea del Sur o la misma República Popular China para afrontar con éxito la pandemia del coronavirus.
El filósofo surcoreano residente en Berlín, Byung-Chul Han, reflexionaba recientemente sobre esta cuestión, haciendo una comparación con las estrategias que se habían adoptado en Occidente.
Byung-Chul afirmaba que la rápida contención de la pandemia en Oriente se ha debido a dos cuestiones fundamentales.
En primer lugar, al fondo cultural confuciano (1) de estos países, que proporciona un profundo sentido de la colectividad y de drástica disciplina, de manera que en lugares como , por ejemplo, Sanghai , bastó una mención al peligro que se avecinaba para que la mayoría de la población se recluyera en sus acolmenados domicilios, y en el mismo Wuhan no hubo problemas para crear «brigadas populares de barrio» para controlar a sus conciudadanos.
Y en segundo lugar, continuaba Byung-Chul Han , el éxito se ha debido al gran despliegue tecnológico que se ha producido en los últimos años en aquellos lares, que ha permitido monitorizar prácticamente a la mayoría de la población por medio de cámaras de vigilancia y, sobre todo, a través de los dispositivos móviles de cualquier género.
Probablemente , habría que añadir a esta reflexión que la existencia de un régimen político autoritario y militarizado , como es el caso de la República Popular China, ha conjugado a la perfección los dos factores arriba apuntados.
Pues bien, el filósofo surcoreano concluía que si en Europa la pandemia ha conseguido alcanzar niveles ya más altos que en los países mencionados , ha sido precisamente por el profundo individualismo (2) que informa su cultura y por las trabas democráticas que se han opuesto tradicionalmente, y salvo excepciones, al control del poder del Estado, en este caso al control electrónico de hogaño (3).
La cuestión no es baladí, y dará mucho que reflexionar en el futuro por todas las denotaciones y connotaciones que conlleva, pero a la vista de las más de cien mil sanciones impuestas por incumplir el confinamiento y de algunas muestras de esa picaresca tan carpetovetónica – como el caso de los «alquileres de perros», para salir a la calle- quizás un poco de confucianismo sintético no nos vendría muy mal…
(1) Para quienes quieran profundiza en esta cuestión, cfr. , por ejemplo: Huici, V. 2017 ” Cura sui: matrices morales en el pensamiento tradicional chino. Confucio”. Teresa Oñate (comp) Hermenéuticas del cuidado de sí. Madrid: Ed. Dykinson – se puede solicitar en .pdf.
(2)Cfr., por ejemplo y al respecto: Dumont, L.1987. Ensayos sobre el individualismo. Madrid: Alianza Editorial-
(3) «Telefónica y otros siete operadores de telecomunicaciones proporcionarán datos de localización de sus usuarios de teléfonos móviles a la Comisión Europea para facilitar el seguimiento de la expansión del coronavirus» (La Vanguardia,27/3/2020)
No dé ideas don Vicente, no dé ideas. Eso del «gran hermano chino» me pone los pelos de punta. Mi hijo mayor estuvo por aquellos mundos de China el año pasado y cuando me contaba lo de la multiplicidad de cámaras y el control que establecen o pueden establecer sobre la ciudadanía me puse a temblar. Prefiero que nuestras sociedades se doten de buenos «detente». Sigo siendo más partidario de lo que decía don Pío Baroja «Aspiro a la República Independiente del Bidasoa, sin moscas, sin curas, sin carabineros.»
Ah, el Gran Hermano…No sé, pero un poco de sentido ( ¿ común? ) colectivo, más allá de la picaresca..
Personalmente creo en ´Big Brother is watching you’, soy Orwelliano en el sentido de que los que delinquen deben estar todos vigilados aunque también me vigilen a mi (Ya sé que el problema llega con “¿Quien vigila al vigilante?).
Gracias por el comentario. Difícil cuestión, sí, conseguir un equilibrio entre la seguridad y la libertad…
Pues no sé si Confucio tenía o no en alta estima la higiene, cuya ausencia siempre ha sido propicia para el desarrollo de plagas.
Aunque haya unos cuantos insolidarios y algunos prontos histéricos creo que en Euzkadi no estamos portando ejemplarmente y no por el control policial sino por una mezcla de miedo al contagio personal y ajeno.
Para funcionar como los chinos hay que ser chino, creo yo.
Y además la solidaridad de China con los demás países si se da es por puros intereses comerciales. Es mi modesta opinión.