Las previsiones de vuelta a las aulas apuntan a que de los tres escenarios programados ( presencial / presencial – on line / on line) es muy posible que a medio plazo acabe por imponerse el último.
Este escenario, más allá de discriminar al alumnado en función de su acceso a los recursos electrónicos ( que ya forman parte de lo que el sociólogo Pierre Bourdieu denominó «capital cultural») pone en la picota una de las funciones sociales de la escuela , que no es sino la estabulación , o sea la guarda y vigilancia de niños y adolescentes para permitir fundamentalmente el trabajo de padres y madres ( La escuela a examen, Fernández Enguita, M. )
Si esta función no es cumplimentada institucionalmente, lo más probable es que recaiga de nuevo en el núcleo familiar ( ampliado hasta los abuelos y abuelas) y, por defecto, en el ámbito femenino, al que se supone tradicionalmente más preparado para ello.
Por otro lado, si la salida a la crisis económica que se ha generado al calor de la crisis sanitaria, se vincula a reestructuraciones de plantilla, es previsible que quienes hasta hace poco no eran contratadas si había perpectivas de maternidad o incluso despedidas si la potencia se convertía en acto, serán las primeras en salir del ámbito laboral. Y asimismo, si, como se apuntaba recientemente, la alternativa es una bajada generalizada de salarios para que salgan las cuentas de la productividad, es previsible que quienes ya obtenían los salarios más bajos,lleguen a cobrar tan poco que abandonen voluntariamente los puestos de trabajo, para potenciar los de sus compañeros varones.
Y si ambas circunstancias se suman, es decir , la necesidad de cubrir la función de guardería y vigilancia en los domicilios familiares y la salida de este importante sector de la población del ámbito productivo , un colectivo, el de las mujeres – a pesar de que algunas de ellas por su estatus profesional puedan permitirse pagar las labores de cuidado y vigilancia para que las realicen… otras mujeres – puede convertise en uno de los grandes perdedores de esta pandemia al retroceder a posiciones sociales ya supuestamente periclitadas.
Sin duda, don Vicente.
Y no olvide un sub-colectivo femenino específico, que es de las abuelas.
Me temo que bastantes abuelas (abuelos también, pero quedan menos) seguirán cuidando a sus nietos a pesar del peligro que conlleva la apertura de las aulas…
Las abuelas, sí. Gracias por el comentario.
Magnífica reflexión…. lástima que este tipo de planteamientos tengan las puertas cerradas para entrar en Ajuria Enea o en La Moncloa. Mientras los más ricos (y, nótese que no pongo ricos/as) ganan en estos días 250000 millones de euros, el resto/a (ahora sí, el resto y la resta) seguimos estando esperando, mientras rezamos, «virgencita, virgencita, que me quede como estoy» … pero para hacer frente a la crisis y no aumentar el paro hay que estudiar el bajar salarios, en lugar de, o además de, exigir más impuestos a los muchimillonarios… algo así se le escapó a la Sra. Consejera del ramo.
Gracias por el comentario.