Una palabra vigente , «distancia», parece adquirir un cierto significado ambiguo al formar parte de expresiones como «distancia física», «distancia social», y «distancia de seguridad» que, en muchas ocasiones se proponen indistintamente.
Y si bien su uso puede ser equivalente, lo cierto es que tienen un significado diferente, como hace poco recordaba un lector.
Sobre la «distancia física», poco hay que decir pues es medible por cuantificable.Pero cuando se habla de «distancia social» y de «distancia de seguridad», la perspectiva cambia al utilizarse un criterio cualitativo.Hay al respecto diversas teorías de carácter sociológico y antropológico que sería interesante reseñar.
Así, por ejemplo, «distancia social» es la expresión de un concepto clave en la obra de Georg Simmel relativa a sus estudios de Sociología del Espacio(1), y describe la forma en que los seres humanos se distribuyen en el espacio social, según grupos sociales y jerarquías.
Por su parte , el antropólogo E. T. Hall (1) (2), denominó «distancia social » a la que nos separa de quienes no tenemos ninguna relación amistosa o que no conocemos bien y la estableció entre 120 y 360 centímetros, teniendo en cuenta que puede variar socio-culturalmente.
Como se puede observar, ninguna de estas acepciones de «distancia social» parece ser muy adecuada al carácter profiláctico que se pretende difundir desde las autoridades sanitarias y políticas, pues , al cabo, la prevención lo es por razones de seguridad.
Por lo tanto, todo indica que la expresión más conveniente, con toda su carga connotativa , sería «distancia de seguridad» que, por cierto, debería estipularse con claridad ya que unas veces se habla de dos metros y otras de un metro y medio, sin mayores explicaciones.
Pero claro, mencionar «seguridad» es mentar la bicha, sacar a la palestra uno de los tópicos malditos, siempre opuesto a «libertad», por mucho que esta última sea defendida a grito limpio por cuadrillas variopintas o , sopesadamente, por pensadores alopécicos que siempre quieren estar en la pomada…
(1) Simmel, G. 1986. Sociología.Estudios sobre las formas de socialización. 2. Cap. 9.»El espacio y la Sociedad» pp. 643-740. Madrid: Alianza Editorial
(2) Hall, Edward . 1990. La dimensión oculta .México: Siglo XXI.
(3) Hall, Edward T. 1990. El lenguaje silencioso. México:Alianza Editorial Mexicana.
Gracias D. Vicente.
Gracias a usted por su sugerencia.
Yo tampoco sé el apellido que hay que ponerle a la distancia ¿ física , social, de seguridad ?, lo que tengo claro es que cuando se trata de evitar que una pandemia se reavive (si es que esta adormeciéndose), deberían ser los epidemiólogos quienes lo expliquen y apliquen… pues no. En este estado en el que (unos a gusto y otros contra su voluntad) nos encontramos, resulta que ha sido un pacto entre dos partidos políticos (PSOE y Cs) quien ha decidido que la distancia ¿de seguridad? sea metro y medio
Gracias por el conentario.
Yo prefiero hablar de distancia física o de seguridad; la distancia social he tratado de evitarla incluso en tiempos de confinamiento.
En efecto, «distancia social» tiene unas connotaciones dispersas. Gracias por el comentario.
Me parece un artículo muy clarificador. La expresión adecuada para cada idea… Un gusto leerlo. Gracias Vicente!
Gracias, una vez más a ti, por tu atención.