EL COVID-19 Y LA MEMORIA COLECTIVA

Si, como decía Juan Carlos Onetti, vivir es fabricar recuerdos para el futuro,es previsible que la pandemia del COVID-19 dé para mucho.

Esos recuerdos conformarán luego el sustrato de la Memoria Colectiva, por más que la Historia, como Ciencia Social, ordene los datos cuantitativos y cualitativos que hayan podido documentarse, descubriendo acaso algunos aspectos insólitos o sorprendentes.

La Memoria Colectiva, por supuesto y como ya advirtió Maurice Halbwachs, será interesada, es decir, que recordará en función de los intereses del momento en que se recuerde y no será uniforme pues los intereses más o menos evidentes estarán condicionados por la geografía y la geopolítica, por el capital cultural y simbólico ( Pierre Bourdieu), por la pertenencia a diferentes grupos sociales y, por fin, por la perspectiva de género.

Pero todo esto ocurrirá en el futuro, cuando lo que ahora se está viviendo se haya convertido en pasado. Entre tanto sería conveniente, por duro y desagradable que sea, ir recogiendo el día a día de este periodo oscuro de la historia humana y en ello, además de la recepción pasiva y cansina de cada persona, no estaría de más que se empeñaran también aquellas instituciones que supuestamente son el repositorio proactivo de los recuerdos individuales y colectivos.

Pues ya tenemos suficientes experiencias de manifestaciones de lo que se ha denominado «memoria traumática» por haber impedido que los recuerdos se materializaran y compartieran, transmitiendo enormes vacíos vitales de una generación a otra.

Y así, sin acaso suscribir el viejo adagio latino que decía «Historia, magistra vitae», se podrá estar en una actitud más receptiva no sólo para asumir lo que pasó- lo que ahora mismo está pasando – sino también para apreciar mejor todos los cambios que soterradamente se fueron produciendo – se están produciendo…

4 respuestas a «EL COVID-19 Y LA MEMORIA COLECTIVA»

  1. Sí. Y cuidadín, que quizá tras la pandemia vengan aún tiempos más oscuros….la subida de Vox, los problemas de la economía, los de privacidad en internet, el auge de la robotización en las empresas, el cambio de liderazgo USA a China….y por supuesto la amenaza del cambio climático.
    Habrá que hacer sacrificios por parte de todos, claro….a ver cómo se reparten.
    De momento,
    – En el lado lamentable, Florentino y demás magnates ya nos hacen saber cuál es su idea de un reparto justo…y a la UE le cuesta diseñar un camino con objetivos e ideales que nos unan e ilusionen.
    – En el lado optimista, Biden parece buscar soluciones genuinas a los problemas climáticos y a las relaciones internacionales…
    Y tantas cosas, unas buenas y otras malas, que vemos en las noticias a diario…habrá que seguir aprendiendo, para opinar con acierto y luchar en el bando correcto en tantos asuntos…..¡qué difícil, coño!

  2. Hoy, Vicnte, discrepo con algunas de tus afirmaciones. Para empezar la “memoria colectiva, como la mal llamada, pero muy usada “memoria histórica” (concepto de Pierre Nora, ese señor que se negó a traducir a Howbsban por no estar de acuerdo con interpretación que éste hacía de la historia del s. XX)…. ¿dónde queda la memoria?.
    Pierre Vilar en su “historia marxista historia en construcción” dice que “El comercio de la historia tiene en común con el comercio de los detergentes que fácilmente se hace pasar por una innovación”… así hasta los locutores de futbol (me encanta el fútbol pero no la mayoría de los locutores) nos quieren vender como “hechos históricos” que alguien haya jugado más partidos seguidos que nadie. Que alguien haya metido más goles que nadie, que alguien le haya dado al balón más fuerte que nadie…. Todos “hacen historia”, pero los recogepelotas no; los utilleros, cuyo nombre nadie sabe, no; los espectadores que no tienen dinero para ir al campo y lo ven desde el bar, si tienen para pagar una cerveza, no hacen historia.
    Unos recuerdan como siendo niños vieron fusilar a sus padres y otros recuerdan cómo en ese mismo día vio a su padre ejecutar a una pareja que quería destruir la “patria”. El hecho es el mismo…¿Cuál es la memoria colectiva? ¿quizás el fusilamiento en sí? ¿Eso no entra en el campo de la simple crónica? Eso No es historia.
    Y con la situación actual ocurrirá algo parecido. Estoy seguro de que si el COVID hubiera tenido lugar en 1938, el relato de la Alemania Nazi, de la URSS estalinista o de la USA de Roosevelt habrían sido sustancialmente diferentes, y la memoria “colectiva” de las generaciones futuras habría sido diferente en cada país.
    La Peste de 1348 no cambió, aunque la modificara ligeramente alguno poco años, el sistema feudal de relaciones económico-sociales. Si el COVID las cambia, sería porque el proceso de cambio estaba en marcha, y tanto éste como aquélla puedan actuar momentáneamente , como catalizadores.
    Como hemos comentado en algunos otros de tus magníficos artículos sobre la pandemia desde distintos puntos de vista, los cambios que vengan no están producidos por la pandemia, sino que se utiliza la pandemia como pretexto en algunos casos y como justificación de determinadas políticas en otros, y, segun el resultado, la «memoria colectiva» será de una forma u otra.
    Volviendo al gran Pierre Vilar “No existe acontecimiento (la Pandemia, en este caso) que no sea anecdótico”…. Y continúa “el ama de casa que no puede, o no quiere, pagar a cien pesetas un kilo de judías verdes, al igual que aquellos que pueden pagarlas; el recluta que acude a la llamada de su quinta, al igual que aquel que se niega todos ellos actúan “históricamente” (ibídem).
    Si me permites una anécdota que creo que puede influir en el concepto de “memoria colectiva” (concepto que, se me olvidaba, juega un papel importantísimo en el desarrollo de las “conciencias nacionales”) yo, afortunadamente, aunque por causas desafortunadas no hice la mili, pero me he “tragado la postmili de todos mis amigos. Recuerdo una cena en la que dos de la cuadrilla que habían hecho la mili juntos comenzaron a hablar de la misma: Haciendo guardia en la garita en Leon, a 8 bajo cero se te congelaban los mocos, decía uno. Sí, pero cuando luego nos comíamos las chuletas que traía el Navarro, era la hostia, contestaba el otro. El sargento chusquero para “hacer unidad” nos obligaba a ir juntos de cubalibres y el cabrón no pagaba una. Sí, pero gracias a eso había un montón de fines de semana que nos dejaba salir y bien que nos lo pasábamos. Tras varias anécdotas igual de encontradas, otro de la cuadrilla, que no había ido con ellos dijo: habéis estado juntos, pero oyendo a uno da la sensación de que el Infierno habría sido un descanso y oyendo al otro da la sensación de que las guardias las hacía el capitán las patatas las pelaba el comandante. Y las letrinas las limpiaba el teniente.
    Cuando pase la pandemia, ya veremos quién la va a contar para crear la memoria colectiva, y ya veremos quién, según el relato, pelaba las patatas, quién hacía las guardias y quién limpiaba las letrinas

    Un saludo

    1. Estimado colega: La cuestión de la memoria ha sido el tema- en el sentido originario de «insistencia»- de mi vida profesional. Como podrás comprobar si echas una ojeada a mi página web – http://www.vicentehuici.com – verás que lo he tratado en primer lugar desde el punto de vista histórico, luego sociológico y últimamente neuropsicológico, intentando responder a los interrogantes que me iban surgiendo. En el curso de estas investigaciones me encontré con las teorías de Maurice Halbwachs que intentaba articular una alternativa entre Bergson y Durkheim: su propuesta de «memoria colectiva», muy matizada, relativa según grupos sociales, puntos de vista ideológicos y contextos histórico-políticos me pareció – y me parece -muy sugerente, y desde luego nada tiene que ver con la denominada «memoria histórica» que considera una contradictio in terminis, ni con la construcción nacional, aunque sí ve una relación con cierto sentimiento identitario, más bien de clase o estamento. Para quienes no podemos aceptar metodológicamente La Verdad, y menos en lo relativo a lo histórico o al recuerdo, al percibirla como un concepto de origen teológico que precisa siempre de un guardaespaldas metafísico, la propuesta de la «memoria colectiva» es una herramienta muy interesante siempre que se utilice como analizador social, es decir, contemplando la pluralidad dialéctica de las diferentes memorias colectivas, fuente directa , a veces, y otras, modulador de la Historia como Ciencia Social.
      Pero la cuestión de la memoria tiene muchas vías de acceso y espero continuar explorando todas las que pueda. Muchísimas gracias, como siempre, por tu atención.

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