He recibido este email de un buen amigo, y, creo, mejor escritor, que lleva ya una decena de novelas a su espalda, un par de ellas premiadas.
«Querido Peli: He repasado el artículo sobre prácticas profanas de la literatura del grupo de Bourdieu que me pasaste. Una de las conclusiones más curiosas de esta investigación que analiza las razones por las cuales un 6% de la población tiene un manuscrito no autobiográfico a la espera de una futura publicación, es la constatación de una inmensa necesidad de reconocimiento . Reconocimiento social que compense una vida aciaga o problemática, un empleo insatisfactorio o una situación sentimental muy descompensada.
La conclusión tiene un tinte psicológico indudable, cuando no psicoanalítico, pero me ha resultado muy estimulante para reflexionar sobre la irracionalidad perseverante que supone la insistencia en esas prácticas literarias a las que me he dedicado tantos años.
A lo que apunta tal insistencia es a la cumplimentación imposible de un deseo anclado en experiencias frustrantes pasadas o presentes, que lucha por sublimarse más que en una obra en una vida de artista.
Por todo ello, he decidido dejar de escribir, pedir el retiro y embarcarme en el Soleil levant con María Cristina. Un abrazo y hasta siempre «.
FANTÁSTICO, este artículo es cultura en estado puro, y muy accesible.
Muchas gracias, Aurelio.
No sé qué pensarás, Vicente, pero entiendo que una cosa es crear empeñándose locamente en sustituir o anular algo y otra, mucho más sana, crear para añadir, enriquecer, matizar…. ¿?
¿También pudiera ser «la diabólica manía d’ecriure» que diría Pla?