Ayer tomé un largo café ( con hielo ) con Marta ( 1) bajo un sol de avío ,gafas de sol y protección 50 .
Como siempre, tenía algo curioso que contarme : » La semana pasada tuvimos una excursión con un grupo de niños saharauis que suele venir durante el verano. Como el pronóstico no era muy propicio , habíamos intentado reservar el frontón de la villa en cuestión para refugiarnos y echar el bocata pero no nos habían garantizado su disponibilidad porque < en cualquier momento algún ciudadano podía necesitarlo para jugar un partido >. No fue necesario porque no llovía y nos dirigimos hacia un parque, pero , desenvueltos los bocadillos, apareció una brigada del ayuntamiento a cortar el césped y nos desalojó sin muchas contemplaciones. Reubicados más arriba tras el consiguiente traqueteo y desasosiego de los chavales, llegó una señora acalorada reivindicando el banco en torno al cual nos habíamos sentado. Desesperados volvimos al autobús, pero no nos pudimos mover porque estaba inmovilizado al carecer de la tarjeta TAO oportuna…»
Y, ya de vuelta a casa, iba pensando en lo poco que tenía que ver lo que había oído con esas imágenes un tanto acarameladas que nos ofrece la televisión en las que se ve recibir a niños como estos en un continuo dechado de solidaridad estival…
(1) Si alguien no conoce los personajes de esta saga, puede consultar:
http://blogs.deia.com/el-paseante/2016/11/20/dramatis-personae/