El décimo aniversario del abandono de la actividad armada de ETA puede ser una buena ocasión para volver a ver Golfo de Vizcaya , un film de Javier Rebollo estrenado en 1985- y que yo he tenido la oportunidad de ver en el excelente ciclo Cine y Ciudad, organizado por el COAVN en su sede de Bilbao.
Y si la película tiene un interés específico – que se mantiene totalmente vigente – por ser un buen thriller al modo de Claude Chabrol, no resulta menos sugerente la larga lista de connotaciones urbanas, sociales y políticas que se refieren a aquellos convulsos años 80 del ya siglo pasado que muchos no conocieron por mor de la edad y que otros quieren olvidar interesadamente.
A todo ello contribuye, sin duda el hábil guión del mismo Rebollo junto con Juan Ortuoste,Santiago González y Joaquim Jordá – antiguo colega de El Viejo Topo y El Cárabo – la fotografía de Javier Aguirresarobe, y por supuesto ,las actuaciones precisas y estelares de Omero Antonutti y Silvia Munt , sin olvidar a Patxi Bisquert, Amaia Lasa o Mario Pardo.
Además, el film es una apología del periodismo de investigación tan profesional en aquellos tiempos y que debía lidiar no sólo con fuentes diversas, sino también con la policía, los violentos grupos de la ultraderecha, la izquierda y la derecha recientemente legalizadas y aquel mundo proteico que se movía entre la clandestinidad y el exilio escindiéndose continuamente desde sí mismo, y que era el mundo de ETA.
Así, Golfo de Vizcaya, puede ser, más allá de un hito no suficientemente reconocido del cine vasco, un material imprescindible para la reflexión y el debate en ese pendiente proceso de autorreconocimiento y aceptación que nos espera.
Puffff………………estoy saturado del tema don Vicente. Hace tiempo que decidí que había que dejar ese tema para los investigadores sociales. Saludos desde tierras extremeñas de Pizarro y compañía, en donde «curiosamente» llueve.
Aproveche la distancia, don Antonio y que la lluvia le vuelva a usted más feraz si cabe…Un cordial saludo desde Bilbao, donde, oh milagro, también llueve…