INTEMPESTIVAS PANDÉMICAS (9.- ¿Hacia un Nuevo Antiguo Régimen? )

Otra de las consecuencias que se están derivando de la pandemia del COVID-19 es el ascenso de la dominancia del poder ejecutivo desde la interpretación de las condiciones impuestas por el legislativo y las correcciones ocasionales del poder judicial.

Tal predominancia, además, se está articulando en fundamentos técnico- científicos que , por un lado, se presentan tan indiscutibles como lo fueran los teológicos en tiempos pasados, y, por otro lado, muy selectivos científicamente, en la medida en que circulan en torno a una consideración estrictamente sanitaria ( lo económico por que no queda otro remedio, pero nada de lo psico-social).

Se está obviando así toda connotación ideológica de lo científico- técnico – aspecto ya muy estudiado desde las investigaciones de Robert K. Merton (1957 y 1973) o Thomas Khun (1962)- , pero también cualquier control político ajeno a un poder ejecutivo que opera al cabo a su aire al carecer de contrapesos efectivos.

Si ya de por sí está dinámica se puede diagnosticar como patológica para la necesaria – y consagrada constitucionalmente – división de poderes, su atomización carente del consenso necesario, no genera sino una ocasión para la discrecionalidad y la arbitrariedad algorítmica.

Y en todo ello , además, anidan la incomprensión ciudadana, el cansancio social, y previsiblemente , las reacciones anti-sistémicas en la medida en que se carga la mochila de la culpa colectiva ante el fracaso de las medidas adoptadas.

Reconducir , por lo tanto, la dinámica exacerbada del poder ejecutivo en sus diferentes niveles, para que deba partir de consensos amplios y no de mayorías simples, y siempre bajo la tutela de un poder judicial al que no se le pueden atribuir más inclinaciones ideológicas que a los comités cientifico-técnicos mencionados, debería ser una tarea política de primer orden para evitar que , bajo la apariencia de efectividad o autonomía, avance la implantación de un Nuevo Antiguo Régimen…

8 respuestas a «INTEMPESTIVAS PANDÉMICAS (9.- ¿Hacia un Nuevo Antiguo Régimen? )»

  1. Estoy de acuerdo con el artículo.

    Sólo añadiría que este Nuevo Antiguo Régim,en es peor que el anterior porque, si se da, será porque la mayoría esté de acuerdo; o, peor aún, que le de igual.

  2. «Consensos amplios» . ¡Pues no pide usted nada don Vicente. En algún sitio he leído algo parecido a que la política es el arte de resolver o encauzar los problemas sociales sin romper ese hilo fino que une a la sociedad. Justo lo que pasa en estos momentos por doquier. Vivimos el conmigo o contra mí, feminista o machista, demócrata o facha, centralista o independentista, capitalismo o comunismo. En fin, me voy a pasear por la arena de La Concha a rezar por la humanidad. Pro vacuna o negacionista, etc. etc. etc.

  3. Cuando en 1972, Umberto Eco, Georges Duby y Jacques le Goff hablaban de la «nueva Edad Media», el mundo, de alguna manera, estaba en los inicios del desarrollo tecnológico-social en el que vivimos en la actualidad y que, siendo fieles a las teorías que plasmaban, serían otra herramienta que podría impulsar y profundizar esa «nueva Edad Media». Eran muchos los elementos que apuntaban en esa dirección y, curiosamente uno de los que les faltaba era La Peste o, como en la Edad Media, laS PesteS que ¿Sida, Cólera, Ebola, COVID? poco a poco fueron apareciendo.
    Ahora podríamos analizar cómo, efectivamente, las formas políticas y económicas (aunque no sean la agricultura y la posesión de la tierra el criterio de división social) se están afianzando, y muy especialmente el poder económico, social y político en manos de auténticos «estamentos privilegiados», cerrados y endogámicos por definición. El otro «estamento privilegiado» lo constituyo la ciencia, heredera de la religión, aunque curiosamente no sean los científicos sus componentes, sino los «periodistas/¿científicos?, los cientificos/¿presentadores de TV.?, los «¿científicos»?/políticos y, raramente los científicos de de los laboratorios o creadores y propulsores de teorías, sino los divulgadores, normalmente próximos al poder o a algunas de sus facciones, quienes lo detentan.
    No caminamos hacia un Antiguo Regimen. A través de la evolución de esa Nueva Edad Media estamos ya en ese Antiguo Regimen.

    Y lo malo, Vicente, es que, como en la Francia de finales del s. XVII, aún siendo conscientes y capaces de analizar la situación, nos tocará esperar un siglo largo para poder hacer la necesaria revolución que termine con esta indignante, contradictoria y anacrónica situación.

    (Empiezo a sospechar que el pesimismo, y la mala hostia, de los que parezco hacer gala últimamente son los efectos psicológicos que me esta originando la pandemia).
    Un saludo

    1. Gracias, como siempre, por el comentario que además, en este caso, amplia la intención abriendo una interesante panorámica reflexiva. Por lo demás, creo que está bien hacerse eco de los efectos de la pandemia, pues con ello, al menos, vamos reconociendo sus dimensiones, lo que no es poco.

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