JACQUES TATI ( revisited)

“Si existen en el mundo fuerzas, poderes o energías productoras de innovación, la única disciplina que puede comunicar directamente con ellas es el arte, cualquier arte, siempre que sea fiel a su propia esencia, que es la actividad creadora en el orden de la forma», afirma Etienne Gilson en su ensayo Pintura y realidad .

He recordado esta frase al salir de la proyección de Trafic (1971), la película de Jacques Tati ( 1907- 1982) que acaso sea la obra- suma de su carrera cinematográfica. En ella , el director francés ( de origen franco-ruso-ítalo-neerlandés, por cierto) nos sumerge en una leve trama en la que el famoso señor Hulot ( el personaje par excellence de Tati) aparece como un diseñador de coches de París que viaja en un camión hasta Amsterdam para exhibir su modelo en el Salón del Automóvil. Los avatares de este viaje, con continuos pinchazos, averías, retenciones e intervenciones policiales dan cuenta de una reflexión sobre el tráfico automovilístico, que ya en el año en que se rodó el film se anunciaba como un fenómeno en crecimiento que pronto iba a colapsar las ciudades, y que ahora , cincuenta años después, se quiere conjurar.

Y precisamente, el valor incombustible de la película parece residir en esta continua reactualización que nos recuerda que los avances tecnológicos no tienen necesariamente que ser avances ni materiales ni morales. Y lo hace desde un dispositivo formal en el que desde la sátira, la parodia y la ironía se combinan la crítica y la sonrisa, el dispositivo quizás más eficaz para fomentar la reflexión.

Quizás hoy en día Tati se hubiera entretenido y nos habría hecho reír, y mucho, si le hubiera dado por escribir y filmar un Smartfone, a la vista de los innúmeros aparatitos luminosos que se encendían y apagaban aquí, allá y acullá a lo largo y ancho de la sala mientras avanzaba la proyección.

No quiero terminar este breve apunte sin señalar que ha sido el Colegio de Oficial de Arquitectos Vasco Navarro (COAVN) en su sede de Bilbao quien ha permitido recuperar este clásico del humor, en el contexto de uno de los mágníficos ciclos de cine presentados con tanto tino y euridición por el profesor Eneko Lorente .

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