LA NAVIDAD SE HA IDO Y NADIE SABE CÓMO HA SIDO

La Navidad se ha ido y nadie sabe cómo ha sido. Hasta los más recalcitrantes han dicho en algún momento aquello de «Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo «.

Feliz Navidad. Pues todo nacimiento es un renacimiento, como este que evoca el solsticio de un oscuro invierno que se abrirá luego en una luminosa primavera. Tiempo de renovación y , por lo tanto, de perdón incluso hasta el límite de la injusticia: » No mires nuestros pecados sino la fe de tu iglesia» dice la tradición católica, pero puestas estas palabras en civil, pueden valer para la familia, el municipio y el sindicato, convenientemente post-modernizados.

Próspero Año Nuevo.Pues,  año nuevo ,vida nueva. Tiempo, por lo tanto, de los propósitos ( en la dieta, el ejercicio físico, los estudios, el trabajo…) que poco a poco irán llenando las páginas vacías de tantas agendas que se estrenan.

Pero la Navidad es tan catártica como intensa y por ello debe ser tan breve: «¡ Qué alegría cuando vienen los nietos…y cuando se van!» – le decía un abuelete a otro ayer en un bar. Sí. Al final se añora la vuelta a esa normalidad lineal que, por otro lado  y en otras ocasiones, tanto desespera. Y así el tiempo presente volverá a ser pasado y el futuro , presente , y todo tiempo  se tornará irredimible como decía T.S.Eliot: «Time present and time past /are both perhaps present in time future ./And time future contained in time past ./If all time is eternally present /all time is unredeemable». De aquí que sea preciso vivir – y acaso morir- » a tiempo».

La Navidad se ha ido. Pero volverá por estos lares. Al menos mientras haya Tierra y Sol y Luna…

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