LA PANDEMIA ( y las revueltas callejeras)

El encarcelamiento del rapero Pablo Hasél ha sido seguido de un estallido de revueltas callejeras que, en algunas ocasiones, han provocado violentos enfrentamientos.

Simultáneamente se ha generado una tormenta de informaciones y contra-informaciones, así como valoraciones políticas e ideológicas.

Políticamente se han podido escuchar argumentarios estratégicos desautorizando la violencia en general , así como también tácticos, proponiendo una modificación legislativa sobre la libertad de expresión, o, en su caso, algunos cambios en los protocolos de actuación de la policía.

Ideológicamente se ha defendido la libertad de expresión como principio democrático elemental, o se ha animado a la continuidad de una lucha «anti-fascista».

Pero, en ningún momento se ha hecho referencia a la situación psico-social que se está viviendo como consecuencia de la implantación de las medidas frente a la pandemia del COVID-19.

Y sin embargo, este último aspecto se debería tener muy en cuenta, ya que ha supuesto una disciplinarización de la vida social y laboral que en algunos casos ha llegado hasta su fractura, sobre todo ante la evidencia de la arbitrariedad algorítmica de alguna de las decisiones tomadas.

Así, es más que posible que no se puedan comprender los estallidos violentos antes mencionados sin tener en cuenta la acumulación de hartazgo social y el escepticismo colectivo (¿escalados según territorios?) que acaso habrían encontrado en el caso Hasél una oportunidad para catartizarse, independientemente de perspectivas ideológicas o políticas.

De hecho no sería la primera vez que ocurre un fenómeno similar, ni probablemente será la última…

17 respuestas a «LA PANDEMIA ( y las revueltas callejeras)»

  1. Vicente, como comentaste en otra de tus entradas, en los puestos de asesores de los Gobiernos, o de los partidos políticos, o en las comisiones oficiales no hay normalmente sociólogos, ni psicólogos, y los únicos sanitarios son los científicos microbiólogos y pandemiólogos… y economistas, claro, pero pocos (¿ninguno?) relacionados con los problemas generados a nivel social y/o mental. Habrá miles de estudios, seguramente, sobre los efectos del COVID sobre el sistema respiratorio, o circulatorio, o motriz, muchísimos sobre las consecuencias económicas, pero poquísimos, y menos si buscamos entre los «oficiales» de posibles trastornos sociales y mentales, que se intentan tratar mediante receta de artículos del código civil o penal, según los casos… o, simplemente, mediante posturas vendidas como ideologías.
    Los que siempre ganan son quienes tienen un micrófono oficial a su alcance por tener un amigo/a que ganó unas elecciones y que, como a los tertulianos de las distintas televisiones, hoy les toca hablar de la violencia, ayer les tocaba el contrato de Messi y mañana les tocara… los efectos de las vacunas, el traslado de las sedes del PP. las características específicas de las distintas mutaciones del virus o la influencia de la ausencia de espectadores en los estadios de fútbol…. Y que tanta gente tomará por «palabra de Dios»

    1. Así es, desgraciadamente,y la consecuencia directa es la interpretación interesada de los acontecimientos…Muchas gracias por el comentario.

  2. Yo estoy dividido con la situación de Hasel. Por una parte, es inadmisible en una democracia que un cantante vaya a la cárcel por letras contra la monarquía. Y ya cansa esa sensación de peligro que todos los que hemos estado en una manifestación «de izquierdas» hemos sentido alguna vez ante la policía, que sigue reventando ojos y propinando palizas con total impunidad.

    Pero por otra parte, el encarcelado en cuestión no es ningún santo, y también se le condena por enaltecimiento del terrorismo de los GRAPO. Y a mi no me hace mucha gracia ir a una manifestación en la que se grite «libertad» para alguien que defiende el terrorismo. Claro que también es de justicia señalar que los que salen a celebrar el franquismo o el Holocausto no corren la misma suerte…

    1. Es muy comprensible tener esas percepciones contradictorias. De que será necesario cambiar la ley cada vez hay más acuerdo ..Pero, claro, queda la duda de si una acción artística es una incitación,una apología o una ocasión para la catarsis…Muchas gracias por el comentario.

  3. Los manifestantes que aprovechan una protesta política para quemar coches, romper escaparates y robar ropa no deberian ser considerados manifestantes, sino delincuentes. Algunos de ellos han sido detenidos y seran juzgados y castigados. Otros han perdido un ojo o recibido unos buenos porrazos o un balazo.
    Los jueces que aprovechan un juicio por “injurias” al rey para proteger a una monatquía corrupta, desestabilizar a un gobierno que no les gusta y mantener un pulso con la justicia europea en el que asentar su dominio sobre la sociedad española no deberian ser considerados jueces, sino delincuentes. Ninguno de ellos va a ser detenido, juzgado ni castigado. Ninguno va a perder un ojo ni recibir balazos ni porrazos. Ni siquiera despues de que la justicia europea deje claro que la condena a Hasél es tan injusta como lo fue el juicio. Nuestros soberbios jueces se volverán a reir de los tribunales europeos y dejaran claro que aquí mandan ellos. Y Hasél se tragara meses o años de cárcel. Los jueces, no.
    Y su lucha por gobernar España desde el poder judicial anulando a los otros dos poderes seguirá teniendo éxito, desgraciadamente para los españoles.
    Son las cositas que hace la derecha española, sobre todo cuando pierde las elecciones y no puede gobernar desde el ejecutivo ni legislar desde el legislativo. El poder judicial, el militar, el religioso y el monárquico siguen siendo suyos.
    A ver quién le pone el cascabel al gato y nos saca de una vez del siglo XIX…..

  4. A mí me queda la duda de si muchas actuaciones judiciales no son una incitación,una apología o una ocasión para la catarsis…
    Está claro que los jueces que han condenado a Hasel saben que los tribunales europeos les van a echar atras la sentencia por injusta. ¿Qué pensar de ellos? ¿Qué hacer con ellos? Son los verdaderos pescadores en aguas revueltas….pero es que ademas son los que revuelven las aguas….y a ellos no se les puede juzgar.

  5. Yo creo que la cosa es más sencilla que todo eso don Vicente. Vivimos en una sociedad en la que «todo» está permitido y hay algunos que tienen imperiosa necesidad de sentirse héroes y mártires y cualquier cosa es buena para demostrarlo. Esta gente suele morder la mano que les da de comer. Si triunfaran sus ideas políticas, ¡pa rato se iban a meter con las altas instancias de su Estado! A la de dos estarían criando malvas.

    1. Sin duda, la subjetividad moderna se ha convertido en narcisismo post-moderno…La pregunta es ¿ por qué? Gracias por el comentario.

  6. Vicente, en vista de la evolución de los acontecimientos, o por olvido en mi anterior comentario, creo interesante otros dos puntos de reflexión.
    En primer lugar, es bastante habitual que las protestas ciudadanas «no autorizadas» (¡¡manda güebos que se necesite una autorización para poder protestar!!), cuanto más radicales van más unidas a desordenes y ataques a mobiliario urbano y/o destrozos, preferiblemente en sucursales bancarias. Pero hasta donde yo recuerdo no era habitual un elemento que ahora se resalta en los medios: PILLAJE… SAQUEOS ¿Qué ha cambiado en este caso?
    Hay veces que tengo la sensación de que en las protestas por la detención del rapero hay más gente, o diferentes, que los seguidores de su «arte».
    En segundo lugar hay otra duda que me corroe ( ¡piensa mal y te quedarás corto!). Las principales protestas han tenido como escenario distintos puntos de Cataluña, Pais Vasco, Comunidad Valenciana y otras ciudades como Madrid, Sevilla, Granada, Mérida… lo que lleva al Sr. Abascal a decir que son «grupos organizados de terrorismo callejero»… ¿Existirá en algún sitio uno o varios «Grillos» como en el atentado de Scala de 1978?. El caso Scala permitió a Martin Villa acabar, o casi, con la CNT (es impensable que hoy la CNT pudiera concentrar a 15000 personas en un manifestación), terminando así con el grupo más «incómodo» para la transición o eso. Hoy también hay muchos grupos «incómodos. ¿Estará alguien intentando utilizar a Hasel para terminar con esos grupos que per se son material muyyy inflamable al que sólo hay que arrimar una chispita?
    ¿Será Hasel sólo el pretexto de unos y otros?
    Un saludo

    1. En efecto, la manipulación de la violencia es un clásico de la política ( más oculta).Y se puede hacer de muy diversas maneras y con objetivos últimos que se nos pueden escapar: no hay que leer sino a John Le Carré…o A Pérez Galdós que , en La Fontana de Oro, da cuenta de como agentes liberales se infiltran en las filas carlistas para radicadizarlas… La linea de la sombra es muy tenue, pero siempre queda aquello del «cui prodest», pero no de inmediato, sino a largo plazo. Gracias por el comentario.

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