LA PANDEMIA ( y los tres poderes)

Montesquieu

Como ya ha señalado en varias ocasiones, la pandemia del COVID-19 está tensando y mucho las relaciones entre los tres poderes políticos que suelen articular las democracias formales burguesas.

Así , habitualmente, el poder ejecutivo, el más proactivo, opera bajo la supervisión de un legislativo que en muchas ocasiones se mueve mayormente por intereses partidistas, y entre ambos suele haber un tira y afloja con el poder judicial que , más allá de su discutible y compleja composición,recuerda a través de sus sentencias que es el garante último de los derechos individuales y colectivos.

Y toda vez que la expansión del virus SARS- Cov-2 ha intentado ser contenida o combatida desde el poder ejecutivo con algunas restricciones drásticas de los derechos anteriomente mentados, bien que legitimadas por el poder legislativo, le ha tocado al poder judicial restablecer un difícil pero posible equilibrio sobre todo ante las demandas ciudadanas.

Por ejemplo, el Tribunal Superior del País Vasco ha anulado cautelarmente la orden del Gobierno Vasco por la que se debía proceder al cierre inmediato de la hostelería cuando se llegara a la cifra de 500 positivos por 100.000 habitantes. Y lo ha hecho a instancias de la demanda del sector hostelero que ha presentado un documento de 60 páginas para argumentar su petición frente a las escasas 4 páginas del ejecutivo vasco.

La sentencia no ha sentado nada bien al Gobierno Vasco que, en un primer momento, ha reaccionado afirmando que se le ha limitado en su poder delegado , y posteriormente, que le parece muy grave que el Tribunal Superior, máxima instancia judicial vasca, haya tomado esa decisión.

A consecuencia de estos hechos , los bares y restaurantes están abiertos según los horarios y limitaciones reguladas, pero se ha generado un mal ambiente, sobre todo de desconfianza ciudadana: gran parte de la hostelería ha manifestado su preocupación pues estima que el ejecutivo autonómico endurecerá las medidas profilácticas como «venganza» por la resolución judicial…

Y, ciertamente, desconfianza es lo que menos se necesita en estos momentos, y mucho menos argumentada políticamente en clave de enfrentamiento, pues se suma al hartazgo y a la tristeza generados desde hace un año.

Así que, una vez más, recordando que ya no estamos ni en los tiempos del desacato ni en los del «Se obedece, pero no se cumple», sería necesario mirar directamente a la ciudadanía, hablar claro, legislar clarísimo – pues no basta con «el espíritu de la ley»- para evitar arbitrariedades, y respetar la autonomía de esos tres poderes, si, de verdad, se pretende ser demócrata , aunque formal y burgués…

9 comentarios sobre «LA PANDEMIA ( y los tres poderes)»

  1. «… mirar directamente a la ciudadanía, hablar claro, legislar clarísimo».
    Esta es una oportunidad enorme de mejorar como sociedad, ya se ha dicho en este blog que no todo es coerción y catástrofe.
    El artículo me parece un magnífico mensaje enviado de abajo a arriba, y ojalá tomen buena nota. No nos beneficia en nada que aumente la desconfianza hacia los poderes públicos.
    Una vez más, gracias Vicente.

  2. El otro día hablabas del tiempo, de los tiempos, Unidos a ellos suelen estar las modas, y Montesquieu, claramente, parece estar pasado de moda.
    Son muchos los temas en los que los partidos mayoritarios en cualquier parlamento, o comunidad, incluidas las de vecinos, hacen «encaje de bolillos» o «ingeniería parlamentaria» para evitar algunas restricciones o saltarse algunas obligaciones.
    Desde mi profunda ignorancia en estos temas, no puedo apoyar ni criticar la decisión del TSJPV, aunque la presupongo conforme a la ley, pero lo que me parecen chocantes, o por lo menos clarificadoras son las palabras de la Sra. Consejera de Salud del gobierno vasco » Sagardui ha propuesto la posibilidad de reformar el decreto del estado de alarma con el fin de evitar que los tribunales puedan tumbar restricciones adoptadas por los gobiernos de las comunidades autónomas». Es un intento de adelantar las líneas de la defensa para dejar en fuera de juego a los jueces.
    También, y aprovecho el dato que no conocía y que tú ofreces, se podría ver como un signo de pretenciosa soberbia presentar 4 páginas escasas para defender algo en lo que se juegan, nos jugamos, tanto.
    Creo firmemente que Montesquieu no está de moda.
    Un saludo y gracias Vicente.

    1. Gracias, una vez más, por el comentario. Desde mi punto de vista, el mayor problema de la pugna política sobre la pandemia – que está llegando incluso a la argumención ad hominem en el caso del juez ponente de la decisión del TSPV- es el desasosiego y la desconfianza que genera en la ciudadanía, un factor que sin duda no contribuye en nada a generar un espíritu colectivo de cohesión y solidaridad.

  3. La gente que sabe de esas cosas del derecho -que no es mi caso- dice que uno de los grandes aciertos de Inglaterra es tener unos tribunales que son previsibles en sus sentencias. Eso es lo que hace -me imagino que entre otras cosas- que empresas de tronío se instalen en su City. No parece que sea el caso español en el que muchas veces las sentencias de los tribunales salen por peteneras. ¿Será que nuestras leyes tienen poca calidad en su redacción? No lo sé.

    1. Gracias por el comentario. Supongo que la reforma de la Justicia es una de las grandes tareas pendientes, pero, mientras tanto habrá que fiarse de ella como de la Medicina o de la Educación…

  4. Así como apunte… Si acudir al centro de trabajo en zona no colindante, en un metro abarrotado, es obligatorio y necesario para muchos sectores de la economía… ¿Por qué deben cerrar los hosteleros con el coste que genera económicamente y humanamente? El que tenga miedo o reserva, el que no quiera correr riesgos, que no vaya a un bar, ni a un comercio ni a ningún sitio en donde sienta que hay peligro para su integridad…. Otra cosa, si me dicen que si el Gobierno X no restringe es que valida los comportamientos estúpidos, queda claro que piensan que la ciudadanía esta aborregada y no tiene criterio…. Esto es muy discutible… Y otra consideración, los jóvenes no tienen acceso a la hostelería tal como existe ahora…. No van a bares de pintxopote…. Que quede claro que el virus existe, es altamente imprevisible en la forma en que afecta a cada persona, y el miedo es libre… Pero esta crispación continua, los polis de balcón y la tristeza que genera la incertidumbre no nos ayudan a mantener la salud mental ni a ser resilientes… Creo que aprender a vivir con estas circunstancias está sacando lo más mezquino de la sociedad, una excusa para un nuevo puritanismo bañado en gel hidroloquesea

    1. Antes de nada, muchas gracias por el comentario.Y , en efecto, acabar con esta crispación continua debería ser un objetivo de todos y todas, comenzando por quienes detentan el poder que harían bien en considerar que la pandemia del COVID-19 no es solo una cuestión sanitaria, sino también económica y psicosocial, y no, de ninguna manera, una oportunidad para la pugna política , y menos, de malas y torpes maneras.

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