LAS ANTÍPODAS (pero por ahora aquí me quedo)

«Ai algunos que todo lo reduzen a guerrilla; vandoleros del trato, quanto executan querrían que fuesse vencimiento, no saben proceder pacíficamente. Éstos para mandar y regir son perniciosos, porque hazen vando del govierno, y enemigos de los que avían de hacer hijos…»

Sí, cada día un paseo – en mi caso, de flâneur urbano, de los que no les gustaban ni a Montaigne ni a Rousseau-…y la lectura de una «entrada» del Oráculo manual y arte de prudencia, de Baltasar Gracián, libro que puede ser un magnífico regalo en estas fechas – la edición de Cátedra es barata y buena.

Parece estar la citada «entrada» , como casi todas las de esta obra, al pil pil, en cuanto que aquí y allá se ven muchos, demasiados , «vandos» y «vandoleros» que hacen del enfrentamiento sistemático , alimentado ahora por las logofrénicas televisiones y las incansables redes sociales, su vida política, y todo ello hasta una saturación similar al de las interminables discusiones deportivas o al morbo estúpido de la prensa rosa.

Apartado como estoy de la pomada – «fuera del sistema», me señaló el otro día un buen amigo- y sumando a mi condición de micro sociólogo burgués en excedencia, un post-maoísmo crítico, no dejo de observar todo lo anterior como un fenómeno cuasi-medieval, tardo- inquisitorial, como ya lo vio desde su butacón del Palazzo Lampedusa Giuseppe Tomasi, el célebre autor de El Gatopardo – otro libro recomendado, a fuer de la película de Luchino Visconti.

Y si bien aún me reconozco zoon politikón o animal social al modo aristotélico – y, of course, zoon elektronikón, mal que me pese y por mor del siglo – este espectáculo de lucha de torpes espadachines me suele hartar sobre todo por lo que tiene de inútil a la hora de resolver problemas, que los hay y muchos, y algunos pendientes desde hace dos siglos sobre todo por la incapacidad de los sucesivos dirigentes de este Estado frustrado, que ni siquiera llegaron a aceptar a su propia burguesía revolucionaria y que todavía ponen el grito en el cielo y se rasgan las vestiduras ante cuestiones como la educación laica, las lenguas que no sean el castellano , el aborto, la eutanasia , o el espíritu republicano…

Termina Gracián esta entrada 218 de su Oráculo diciendo : «El modo de portarse con semejantes monstros es huir a los Antípodas…» y, la verdad, aunque dan ganas y muchas de marcharse, por ahora aquí me quedo.

2 respuestas a «LAS ANTÍPODAS (pero por ahora aquí me quedo)»

  1. Vicente, se agradece que «aquí te quedes», que buena falta nos hacen voces críticas y documentadas sobre este mundo que nos habita…
    Felices Fiestas

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