MEDITACIONES MATUTINAS EN ABANDOIBARRA

 

Campa de los Ingleses ( Bilbao, 1890)

Esta mañana, a primera hora, Venus brillaba solitaria en el cielo oscuro y su reflejo redondo era perfecto en las aguas altas de la ría. Por el paseo de Abandoibarra no he encontrado ni turistas ni ciclistas, así que he podido detenerme  sin problemas junto a unos paneles que han colocado  frente a las escaleras del Guggenheim en los que se alternan fotografías antiguas y actuales de esta Campa de los Ingleses.

En uno de ellos, de los años sesenta, se aprecia a varios trabajadores de los Astilleros Euskaduna, perdidos entre el humo y la bruma y su imagen ha permanecido  en mi retina hasta doblar el  Palacio Euskalduna. Y me he estado preguntando a qué habrían aspirado aquellas gentes, qué ilusiones habrían tenido, cuáles se habrían cumplido, si habrían sido, en conjunto…felices.

Pues , entre nosotros, tan marcados por el judeo-cristianismo, la felicidad siempre ha sido colectiva en potencia y en acto, y soñar, en su sentido más amplio,se ha considerado una actividad muy estimulante, a diferencia de otras culturas , como , por ejemplo, las orientales, en las que disolver todo lo colectivo que pudiera generar un yo, ha sido la clave de la liberación.

Pero, al salir ya a la Plaza de Euskadi,  he concluido, que tanto en un caso como en el otro, quien no ha sido consecuente con sus expectativas, quien no ha militado en lo individual o en  lo colectivo en algún momento de su vida, quien no puede mostrar , en fin,  viejas  marcas de antiguas heridas, puede carecer de toda legitimidad para pretender enseñar nada a nadie…

2 comentarios sobre «MEDITACIONES MATUTINAS EN ABANDOIBARRA»

  1. «Esta mañana, a primera hora, Venus brillaba solitaria en el cielo oscuro y su reflejo redondo era perfecto en las aguas altas de la ría»
    Siga por ese camino del primer párrafo en sus quehaceres literarios, tiene usted madera.

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