MNEMÓSINE, DIOSA DE LA MEMORIA
La utilización de la expresión «memoria» constituye un vínculo extraño entre gentes de diversa y aún opuesta condición ideológica y política.
Así, unos contraponen la Historia como ciencia social a la Memoria que se reclama Colectiva, pero otros , a su vez , postulan diferentes Historias o exhiben Memorias Colectivas contrapuestas. Se habla también de la «construcción» del relato de la «Memoria», pero de inmediato surgen las dificultades acerca de quiénes deberían ser los sujetos protagonistas de tal relato.
En realidad todos estos temas ya fueron tratados hace mucho tiempo, entre otros por el sociólogo Maurice Halbwachs ( La Memoria colectiva) que dejó bien claro que cualquier «Memoria» atiende a los intereses coyunturales del momento en que se elabora o reelabora. Y que, en el mundo de los hechos humanos, no puede haber esas verdades que se pueden suponer en las ciencias exactas, siendo la verdad, y más en la medida en que es Única e Indiscutible no sólo un reflejo de la operatividad de la Fe, sino Fe misma, es decir, deseo absoluto de lo Verdadero.
Pero, la Memoria como deseo absoluto de la Verdad, ¿para qué? Pues para asociarse al deber de venganza que ella misma alimenta, según una tradición que se remonta en nuestra cultura hasta el teatro clásico griego.
Y es que si algo da identidad a un grupo es haberse sentido villipendiado y reclamar venganza por ello recordando una y otra vez el real o supuesto villipendio…
Y yo me pregunto…¿será esta una manera de pensar adecuada al siglo XXI? En los últimos días de la Segunda Guerra Mundial Ernst Jünger escribió en lo que luego se conocería bajo el título de La Paz: » Más importante que el que las víctimas se venguen es que se restablezca el derecho …y la voluntad de hacer justicia habrá de estar dirigida al orden, a la curación «…