«…QUE NO ME QUEPA EN LA BOCA» y 2

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La columnilla de ayer fue muy leída : se ve que todo lo relacionado con el sexo continúa desatando la curiosidad atada de muchos y muchas.

Hubo varios comentarios, la mayor parte acertados en la medida en que tenían relación con lo que en ella se decía, pero llegó uno , irreproducible por su tono, que demostraba que cada quien se tira al monte que mejor le parece como , con perdón, los carlistas de antaño y hogaño.

Decía el tal que quería yo prohibir la pornografía  o algo así, lo cual que demostraba que no había entendido ni de la media la mitad, probablemente porque una lectura demasiado rápida había convocado a todos sus fantasmas.

Pues en realidad  me hacía yo eco de la teoría del bio- poder ( o poder sobre el cuerpo humano en cuanto que productor y reproductor) del pensador Michel Foucault que afirmaba – en los varios tomos de su Historia de la sexualidad– que el poder ( religioso, ideológico , económico o directamente político) no siempre reprime la actividad sexual  sino que también la estimula en formas diversas, es decir, que la modula según intereses varios.Y de la misma que favorece la procreación y la familia numerosa  tras una gran catástrofe bélica – como  la II Guerra Mundial -, recuperado el nivel demográfico deseado (  el famoso baby-boom) , suelta la mano dejando que » ocurra» la  liberación sexual hasta que  años después  da cuenta severa de la curiosa aparición de un virus terrorifico- como el del SIDA- que exige tomar las precauciones más extremas en las relaciones sexuales…Y todo ello,  desde lo primero  hasta lo último, con el consiguiente adobo de estudios «científicos» y » reflexiones morales»…

A todo esto , en fin apuntaba  la tal crónica  y sobre todo su último párrafo, en un intento de contextualizar  ese a modo de erotismo audiovisual que nos rodea y que además de generar , como se decía antes,  «pingües beneficios», proporciona modelos de comportamiento sexual a la carta que ante su imposibilidad empírica manifiesta – salvo que se pretenda acabar en  la sala de urgencias de algún hospital o en la cárcel- , favorece , en palabros de un tal Marcuse la » desublimación represiva», o sea , el control autodescontrolado de nuestra sexualidad….para hacerla más productiva ( de placer) o reproductiva, según resulte conveniente…

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