
«La muerte de Stalin» ( no confundir con la por otro lado divertida película del mismo título, de Armando Iannucci, 2017) es un relato del escritor siciliano Leonardo Sciascia incluido en su obra ‘Los tíos de Sicilia’ ( 1958). En dicha narración, Calogero, un comunista radical, se ríe del catolicismo rampante de su mujer, hasta que se entera de que su líder Stalin ha caído en desgracia y con él toda su creencia en lo que representaba la URSS…
Para quienes sostienen que la religión es algo del pasado, hay algunas manifestaciones en nuestra vida cotidiana que más bien invitan a pensar lo contrario. Pues como ya nos avisaron desde la Sociología (Durkheim) y la Psicología (Freud) en su momento, el fenómeno religioso – que en la civilización occidental ha estado fundamentalmente mediado por el judeocristianismo- habría de desdoblarse ,a instancias de la Ilustración, en religiones civiles, como de hecho así fue durante el siglo pasado en el caso del nacionalismo y el socialismo y de sus numerosas y variadas combinaciones.
Junto a esta idea de que la religión es algo periclitado, también viene manteniéndose un pseudo-crítica un tanto sardónica ante cualquier manifestación de estas religiones tradicionales o incluso de las religiones civiles mencionadas, sin atisbar que sus dogmas, ritos y membresía continúan siendo funcionalmente uno de los aspectos más importantes de la socialización. Pues, como también se apuntó oportunamente, la efervescencia colectiva que han generado y generan estos fenómenos no hace sino fortalecer los vínculos sociales, algo que también es perceptible en el caso de ciertas religiones civiles más novedosas como pueden ser el ecologismo o el feminismo.
Y es que, como antes se decía, lo que se echa por la puerta se cuela por la ventana, siendo una buena prueba de ello lo que actualmente está ocurriendo con el deporte y sobre todo con el «deporte rey» ,y todavía y más recientemente con todo lo relativo al mundo digital en este momento histórico en el que con ocasión de la pandemia del Covid-19 estamos en pleno proceso de «hibridación» .
Sería bueno por lo tanto,aceptar este carácter funcional también en el caso de las nuevas religiones civiles modernas y posmodernas, pues ello permitiría comprender y respetar mejor las religiones tradicionales y también comprender y respetar mejor a sus creyentes, que acaso no son tan diferentes de los hinchas del fútbol o de los hikikomori japoneses…Por supuesto siempre que no pretendan imponer un crucifijo, una bandera o una camiseta…