ROUSSEAU (14 de marzo de 1728)

En 1728 Jean-Jacques Rousseau era huérfano de madre, su hermano había desaparecido y su padre había vuelto a casarse. El 14 de marzo, a punto de cumplir dieciséis años ,a la vuelta de un largo paseo encontró cerradas las puertas de Ginebra, su ciudad natal ,y decidió iniciar una vida itinerante.

Quien luego llegaría a ser uno de los pensadores más influyentes de la modernidad, con obras tan relevantes como El Emilio o la educación o El contrato social, comenzó así un largo recorrido vital que le llevó a través de los centros neurálgicos de la Europa ilustrada, casi siempre bajo el patrocinio de buenos amigos y sobre todo de mujeres maduras en las que encontró un eco a sus ideas y sentimientos, de todo lo cual dejó constancia en sus Confesiones.

Vituperado y perseguido, condenado y exiliado una y otra vez, su mayor delito fue crear nuevos conceptos y argumentos para intentar comprender su tiempo y hacer un pronóstico del tiempo futuro. Una labor de construcción intelectual que implicaba la deconstrucción de aquellos otros conceptos y argumentos escoltados institucionalmente que conformaban la ideología dominante del siglo XVIII.

Si su influencia fue tan decisiva en tiempos posteriores, sobre todo en la Revolución Francesa y en la defensa de los ideales republicanos, se debió a su tenacidad y rigor a la hora de pensar y escribir. Y también a la hora de pasear, pues, como afirmó en sus Ensoñaciones del paseante solitario, la mayor parte de sus teorizaciones, como luego le ocurriría a Nietzsche, habían surgido de sus meditaciones peripatéticas.

Rousseau murió en 1778, a los 66 años, cincuenta después de haber encontrado unas puertas cerradas que acaso le anunciaron que no sería profeta en su tierra…Sus restos reposan en el Panteón de Paris, en el corazón del barrio latino, junto a los de su fiel enemigo Voltaire, que le había reprochado las incoherencias entre sus teorías y su vida privada…

( EP núm. 1.150)

4 respuestas a «ROUSSEAU (14 de marzo de 1728)»

  1. Y sin embargo, Vicente, a mí me da la sensación de que quienes tienen opciones de trasladar a la vida práctica cosas emanadas de «El Emilio…» o «El contrato social» no son muy admiradores de la obra y las teorías de Rousseau, ni de las de Montesquieu, por poner otro ejemplo. Ellos van más por el camino que marcó «el príncipe», interesante en su época, sin duda.
    Un saludo

    1. Sin duda, Maquiavelo resumió de manera muy práctica y estratégica en El Príncipe los mecanismos de poder. Pero el maquiavelismo, en la mayor parte de los casos, ha pervertido hasta sus principios básicos volcándose en el mero oportunismo táctico. Gracias por el comentario.

  2. Frágil felicidad (Todorov) la que emana de sus escritos, algunos hoguerados todavía calientes de la imprenta ante su eventual morada parisina. Muchos de sus seguidores (?) no lograron captar que para asumir la cultura es necesario restaurar la desequilibrada humanidad.

    1. En efecto, frágil la felicidad de la utopía, pero acaso así debe ser para que continúe operando como causa final. Gracias por el comentario.

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