En una reciente entrevista transmitida por vía electrónica, le recordaban al reputado catedrático José -Carlos Mainer un párrafo de su excelente libro La escritura desatada. El mundo de las novelas, en el que consideraba manifestaciones de sub- literatura, ciertos premios literarios, las autoediciones y los blogs.
Se enmarcaba esta afirmación en un debate más amplio acerca de la democratización de la escritura desde fines del siglo pasado, fenómeno subsiguiente a la democratización de la lectura , por la vía educativa, a partir de las revoluciones decimonónicas.
Mainer y su interlocutor, el profesor José Lázaro, pasaban luego por encima de los premios – que con connotaciones más o menos promocionales han existido siempre – o de las autoediciones – más viejas que Carracuca en ausencia de mecenas privados o institucionales – y se centraron en los blogs, atribuyéndoles todos los males que hoy en día pueden afectar a lo literario y mayormente a los criterios de calidad ante la avalancha electrónica sobre la que se expanden.
Y aun reconociendo la sabiduría indudable del entrevistado, quedó tristemente en evidencia que sus premisas obedecían a una concepción del ámbito literario ajena a la evolución histórica tan agudamente analizada en otros lares como ,por ejemplo, en el caso de Pierre Bourdieu ( Las reglas del arte: génesis y estructura del campo literario) o de Claude Poliak – que ya distinguieron en su momento campos y sub- campos literarios sin hablar de sub- literatura- y, por supuesto, incapaz de comprender las diferentes dimensiones socio-culturales de la revolución digital.
Y es que, probablemente, suponer que la dinámica tradicional de editoriales , crítica , librerías y lectorado ha permanecido al margen de los grandes cambios que se han sucedido desde la crisis económica de 2008 y la pandemia del COVID-19 no ayuda a dar cuenta de lo que hoy esta ocurriendo en el cada vez más protéico mundo literario…