TU, QUOQUE, TABERNA MEA!( o avatares de una Carta Plurilingüe)

Al final ha ocurrido lo que tenía que ocurrir. No ha podido resistir más. Y el bar de abajo, del que salían excelentes olores a fritangas diversas y voces siempre variadas y animadas, se ha convertido en menos de una semana en una Taberna Típica, en la que ya no hay pintxos sino tapas y que tiene una Carta Plurilingüe cuya traducción al inglés, por cierto, convendría revisar para evitar incómodos equívocos.

Y allí donde se podían ocupar las cuatro mesas del local en cualquier momento, ahora, a partir de las doce del mediodía – ¡las doce del mediodía!- hay dispuestos unos manteles de diseño digamos regionalista, sobre los que relucen bien ordenados, platos, cubiertos, vasos – anchos- y la mentada Carta Plurilingüe – tengo cierto reparo en el adjetivo , pues que me evoca aquel viejo libro titulado Técnicas sexuales modernas, de Robert Street. ¡Ah…y unos cartelitos, sólo en inglés, que dicen «reserved».

Así que ya no es posible tomarse a media mañana una tortilla de patatas clásica mientras se leen reposadamente los periódicos, porque la mentada tortilla ha desaparecido – hasta de la Carta Plurilingüe – abducida por un muestrario de tortillas con los ingredientes más exóticos y posiblemente premiables en algún masterchef vernáculo.

Y tampoco tomar un par de vinos junto a la barra porque, de tan llena de micro-bocadillos y otras lindezas , en varios pisos, no hay ni un centímetro para dejar los vasos…y además, es evidente que se molesta por elevación.

Es de suponer que el personal parroquiano expulsado de su ecosistema, buscará otras espacios que habitar, como hicieron nuestros ancestros ( y ancestras) tras las glaciaciones, y que su lugar será ocupado por los guiris que llegarán guiados por sus smartfones y estimulados por la Carta Plurilingüe – si se corrigen los errores, insisto- pero, a lo peor lo único que llega son los restos de la última despedida de soltero/a de los cromañones vociferantes que se alojan en el hostel de al lado.

En fin, que no ya Quousque tandem abutere patientia nostra? , sino Tu quoque, taberna mea!


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