Tutólog@s o Expert@s en generalidades

 

Resultado de imagen de el programa de ana rosa 2014

Esta mañana Marta me ha comentado por teléfono que ayer en una comida familiar su cuñado, que trabaja en una ONG, dijo muy exaltado que no comprendía porqué sus hijos tenían que estudiar filosofía , si no valía para nada. Y que ella, que es precisamente profesora de filosofía, estuvo a punto de contestarle: » Yo no sé para que hay ONG´s, si para lo único que sirven es para mantener a sus trabajadores», pero que se calló por no armar la gorda.

Cuando he colgado, he estado dándole vueltas a esta anécdota. Sí, en esta horizontalidad que ha generado  la televisión y las redes sociales, cualquiera cree que está capacitado para opinar de lo que sea cuando le dé la gana. Y si esta tutología se refiriera al ámbito familiar, como es el caso, el asunto no tendría mayor trascendencia.Pero ya sabemos que el 70% de los pacientes que acuden al médico, miran luego en internet para asegurarse del diágnostico o que incluso algunos le piden directamente al facultativo la dispensación de tal o cual fármaco. Y también que cualquier padre o madre puede reprochar al maestro o maestra de turno desde el nivel de conocimiento de sus hijos hasta el tipo de dieta que se lleva en el comedor escolar, citando  como fuente el programa de AR. O que  hay trabajadores sociales que no pueden hablar muy claramente por temor a ser tildados de racistas o sexistas. A todo lo cual, por supuesto, colaboran, y mucho, los médicos que ya no tocan a los enfermos, los profesores que tan sólo leen en clase power points y los trabajadores sociales que no levantan la mirada de la pantalla del ordenador. Pero aún así…

El famoso Pierre Bourdieu se negó en redondo a ir a un programa de televisión sobre las sectas en el que él iba a participar como sociólogo junto al dirigente de una conocida secta de ámbito mundial. «Esto no es democrático sino demagógico» afirmó en una nota.

Hace poco recibí uno de esos mensajes que suelen circular por las redes sociales con cierto éxito. Decía más o menos: » Si en este país la gente hablara sólo de lo que sabe, se produciría un gran silencio que podriamos aprovechar todos para pensar un poco».

La propuesta no es descabellada: así dejaríamos de ser expertos en generalidades como se jactaba de ser un divertido periodista de Pamplona.

Pues eso, que diría Paco Umbral.

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