Esta mañana, mientras desayunaba (y a la vista del día que es) he recordado que el viernes leí una columna en el diario Berria en la que la suscribiente, una joven de sonoros apellido
Esta mañana, mientras desayunaba (y a la vista del día que es) he recordado que el viernes leí una columna en el diario Berria en la que la suscribiente, una joven de sonoros apellido