Me han escrito varios animados lectores ( y una lectora adicta) comentándome que, desde hace algún tiempo, me voy poniendo muy serio en estas columnillas, que progresivamente he abandonado no solo el humor hiperbólico de las actas de las reuniones de la Junta Extraterritorial de los Desayunos de los Martes, sino el más moderado ocasionado por alguna que otra anécdota inverosimil salida al paso de mis paseos físicos ( y hasta metafísicos), y que, otro sí, me ha ido desapareciendo el yo angular y gozoso y que me he dejado llevar por una tercera persona doctoral y anónima, mayormente un tanto repipi y aburrida.
Y es cierto. Supongo que homeopático como me sé, he reaccionado ante la severa narrativa mayoritaria sobre la pandemia de este ya famoso COVID-19 ( me niego a utilizar el políticamente correcto femenino), con un endurecimiento disciplinario de estas escrituras públicas por publicables, recurriendo por defecto a ese registro académico que me ha proporcionado el primum vivere, pero que es más propio de la senda angosta hacia el Monte Carmelo de los sexenios por la que ya, gratia Dei, no hago camino .
Y aunque me siento más post-maoísta ( ¿como el ministro Castells?) que post-hegeliano, el haberme dado cuenta de esta mi alienación/alineación anteriormente descrita, y gracias a esa fiel infantería que me sigue , me glosa y me critica (¡ muchas gracias!), ha permitido esta mañana gris de abril – ya se sabe: el mes más cruel- que me caiga del «en-sí» al «para-sí», aun sin atisbar todavía todas las sus consecuencias.
Me tomo pues esta semana de Pascua y previsible perimetración para reordenar mis letrillas: ciertamente no tengo mucho más que decir que los expertos comentaristas políticos y científicos que me rodean .Tan solo espero que, entre tanto, querido lector, querida lectora, mi hermano, mi hermana, puedas apartar un poco la mirada de las crueles estadísticas y el oído de los coros trágicos, y, mascarilla en ristre, dejes que el viento del noroeste ( o el garbí en su caso) revuelva tus cabellos, sean rubios, morenos…o azules… mientras el tiempo y/o la autoridad competente no lo impidan…