La breve reflexión sobre la Memoria ha tenido ecos diversos, pero un desconocido corresponsal ha incidido en el carácter de la contienda que vivieron nuestros mayores entre 1936 y 1939.
El corresponsal en cuestión pone en duda que aquella contienda fuera una guerra civil y plantea más bien algo así como una conspiración de todos los fascismos entonces realmente existentes. Historiadores tiene la Historia ( con mayúsculas) y yo no voy a entrar en el debate , pero le comentaba a mi corresponsal que del lado del frente popular estaban también las Brigadas Internacionales y la propia URSS de la mano del PCE. Y en cuanto a las salvajadas que se hicieron, la de Gernika ( por ser más próxima) no me parece ni más ni menos relevante que , por ejemplo, el cañoneo sistemático sobre Tarragona…
Pero puedo hablar de cómo se rompió mi familia, pues una parte se alistó en el requeté a pesar de militar en el nacionalismo vasco, otra huyó hacia Gipuzkoa y tras estar a punto de ser fusilada por los anarquistas acabó en un campo de refugiados francés; otra parte más, de convicciones republicanas, finalizó un largo periplo en Venezuela y en México…Todo esto mientras uno de quienes jugaban al mus en la mesa de mi abuelo Vicente, escribía cada mañana la lista de fusilables del día y otro se escondía en un zulo para evitar acabar en la cuneta en aplicación de la ley de fugas…
Anécdotas hay muchas, pero para quitar hierro contaré esta que circulaba en la Pamplona de los setenta: Un carlista exaltado detiene en la calle a un parroquiano y le dice » Grita ahora mismo ¡ Viva Cristo Rey!». El parroquiano se niega en redondo y el carlista insiste:» Que digas ¡Viva Cristo Rey!..Me cagüen Dios…»
Y sí, por sumarte a un grito o no, o por ir o no a misa te podías jugar la vida dependiendo de quién te había echado el alto…Y si esto no era ambiente de Guerra Civil…
«Memoria», como decía algún chiste de La Codorniz en su momento sobre «política»,¡tienes nombre de mujer!