Más alla de las implicaciones geopolíticas mayores y más acá de las modificaciones menores de la vida cotidiana, la expansión del coronavirus COVID-19, está generando el progresivo colpaso de uno de los paradigmas de estos nuestros tiempos post- modernos: la movilidad.
Pues «la movilidad» es una de las claves conceptuales del presente social y del futuro histórico. Una movilidad casi siempre de carácter horizontal, en la que el paradigma subsume desde la adaptabilidad personal y continua a los movimientos informativos generados por los medios de comunicación y las redes sociales , hasta la aceptación de una globalización absoluta de bienes , personas y servicios. Sin obviar, por supuesto, una educación cada vez mas mediada internacional y electrónicamente, y una tipología general básica laboral que exige una serie de actualizaciones sin fin.
En este sentido, la expansión del coronavirus COVID-19 ataca de frente este paradigma, deteniendo cualquier tipo de movilidad , personal, educativa, profesional, ( …deportiva ) y sugiere un confinamiento inmediato de mayor o menor duración por mucho que se insista en su baja letalidad final.
Aun así , no es posible concebir una utilización social aleatoria de este virus. Pues algunos precedentes indican lo contrario. Tal fue el caso del VIH , que facilitó el exterminio de un buen número de «indeseables » , así como la reconversión general de las conductas sexuales a partir de los años ochenta del siglo XX ; o el de la gripe A (H1N1) , que desvió la atención de la crisis financiera mundial del 2008.
Por lo tanto, y sin despreciar las cuestiones higiénico- sanitarias, habría que hacerse la pregunta de siempre: Cui prodest? .O sea, ¿ a quién beneficia? Por ejemplo …¿A quién ha beneficiado ya la suspensión del Mobile World Congress Barcelona 2020?